Hoy me sumo con este relato a la convocatoria de los jueves literarios que hace Gustavo en su blog. http://www.callejamoran.blogspot.com/, y que tiene por tema las relaciones paternofiliales
AMORES DE CULEBRÓN
Hay algo que muchos padres hacen por todo el tiempo posible, y es, poner a los hijos a buen resguardo de las miserias del mundo.
Me cuento entre los muchos afortunados de este lado del mundo, que han sido criados en el placer y en los derechos.
Claro que el drama alguna vez aparecía en nuestras vidas. Y ahí se les presentaba el desafío que hubieran preferido postergar indefinidamente: El de enseñarnos a capitalizar lo malo y aprender a superar las pequeñas y grandes tragedias.
Sin embargo, y contrariando este afán de ponernos las míseras cuestiones de la vida lejos de nuestro alcance, mis padres y entiendo que otros padres también, hicieron uso del dramatismo domestico para corregir y encauzar la vida de mi hermana y mía, en un sistema de valores que tiene que ver con el sacrificio, la superación, la valía del trabajo, la honestidad y el buen nombre.
Viene enraizado fuertemente en una formación que me precede, que se vale de ejemplos que se reciclan, se escriben en la épica familiar, y se mastican con las primeras papillas.
La historia del abuelo que casi no fue a la escuela y que trabajó desde muy chico empezando como cadete de un corralón, hasta ser él mismo propietario de uno. Era el latiguillo que usaba mi madre, como catalizador del habituado valor, que yo le daba a las monedas que mi abuelo me daba para ahorrar.
Recuerdo que una vez, mientras caminaba por las calles de Mendoza con mi familia, en el preciso momento en que cruzábamos una avenida mientras los autos esperaban la habilitación del semáforo, se me cayeron con estruendo tintineante las monedas que llevaba, quedando desparramadas sobre el asfalto.
Todavía puedo ver a mi abuelo con el culo al norte levantando monedas, mientras yo, -que ya había ido presurosa hasta la vereda-, lo instaba a que las dejara y viniera a ponerse a salvo.
El miedo al tránsito que me habían inculcado era más espeso que mi avaricia, y era capaz de resignar mi botín, a quedar expuesta en esa gran avenida.
Sin dudas eso pasa cuando los meta mensajes entran en conflicto!
También tenía gran eco familiar la anécdota que le correspondía a mi otro abuelo.
Quién ya siendo farmacéutico, en los años 30 embarcaba cajas de medicamentos y alimentos imperecederos para enviarles a familiares de España, que estaban padeciendo a causa de sucesos conocidos.
-”No te da vergüenza?...pensar que toda esa pobre gente no tenía que comer. Tenían que acordarse de donde habían tirado un pedazo de pan para ir a buscarlo...” –Me decía mi madre refiriéndose a los españoles en plena guerra civil. Y agrego que no puedo pensar en un escenario más alejado de mi propia infancia.
Ese discurso me fue repetido en varias ocasiones a la hora de comer, trayendo con sus evocaciones imágenes de desolación antigua a un comedor de casa provinciana, mientras mi progenitora me acorralaba con tenedor y moral, cada vez que mi boca se negaba a entrarle a una porción de tarta de zapallitos.
Y también estaba todo ese otro dramatismo. Que no proviene de historias protagonizadas por caras familiares, sino de la ficción que surge de las hojas de los libros.
Héroes y heroínas de los cuentos que en sus historias sorteaban con éxito todo tipo de adversidades, han colaborado en templar mi temprana formación.
Marginados por una ciudad industrializada, los personajes de Dickens le hacían frente a fuerza de inteligencia y tesón en el trabajo, a las penurias impuestas por jefes malvados.
Modelos de virtud, sacrificio y bondad, los personajes femeninos de los cuentos de Louise M. Alcott o Lucy M. Montgomery, superaban con creces las terribles desventuras del destino y el desamparo de la orfandad por la muerte temprana. Hasta ser recompensadas con una adultez promisoria, llena de hijos y marido devoto.
Por eso no es de extrañar que esa dimensión de cuento de hadas extendiera sus pinceladas, para dar tinte a mi infante vida de realidad pueblerina.
Cuando yo tenía siete años, mi padre fue apartado de su cargo provocando que se desatara una mal disimulada crisis familiar, de la que no quedé ajena.
Así que una mañana le propuse a mi mamá que bien podía ir al almacén de Don Ibáñez y ofrecerme para barrer y que me pagara con alimentos.
En mis libros las heroínas hacían sacrificios que las dignificaban y elevaban, cuando la nobleza de la causa les ayudaba a tragarse la vergüenza, y mantener estoicamente su honor invicto. Eran capaces de cortarse el cabello para pagar un pasaje a su padre, o hacer trabajos ingratos para ayudar a su familia.
El personaje de mi inspiración surgía de un dibujo que mi mente aún recuerda, en el que una joven con vestido de época, recibe del almacenero como contraprestación de su trabajo, un pescado de vistosas escamas azuladas que ella sostiene bajo su brazo.
A mi sugerencia mi madre respondió con un llanto de una violencia tal que me asustó, y dio por tierra mi orgullo infantil y mi feliz ocurrencia.
Su reacción evidenció muy a su pesar, lo mucho que la abrumaba una realidad que no era de cuentos. Que nada tenía de digna ni de reivindicante.
Hoy agradezco haber crecido acompañada por todos esos personajes de mis libros. Que me inspiraron, me fortalecieron, llenaron mis días de fantasía y me permitieron soñar en voz alta.
Y a mis padres, con mi mano en alto en ademán de bendición les digo: gracias,..y quedan eternamente disculpados!
Bienvenida Ceci a estos jueves y gracias por traernos este relato tan personal de tus particulares momento de relación paternofilial. Y sobre todo lo que más me gusta es que seas agradecida, en este crítico y prepotente mundo, es tan difícil encontrar a gente que sea capaz de agradecr lo que hicieron por él, y menos si son sus padres.
ResponderEliminarbesitos
ceci, gracias y bienvenida...
ResponderEliminarceci, somos, creo yo, nuestro entorno, lo que apehendemos de nuestro entorno mas cerano e infantil...eso lo llevamos ya para siempre...creo yo...de alguna manera, y es raro que no lo haya pensado siendo como soy que le suelo dar vueltas a las cosas, soy el producto de una infancia callada, de una infancia sin muchas alerias...de eso estoy creo yo casi seguro...
qué suerte, pues, ser producto de un aguelo como ese, de ser producto de unos libros como esos...suerte en el sentido de que la personalidad ahora, ya crecido el personae de tu cuento, es es...esta más que formada y e, a lo que yo pienso, capaz de afrontar los vaivenes de una forma al menos honesta, por no decir que valiente...
ah, creo que es de sabios saber agrdecer a nuestros ancestros lo quenos dieron, incluso a los libros quenos hicieron imaginar..es de sabios agradeer tambien a esos personajes ficticios..
besos, ceci.
Yo también te doy la bienvenida a estos jueves. Es gratificante sentirte bien recibida cuando llegas por primera vez a un sitio y yo no llevo mucho tiempo, llegue en verano y pude comprobar que estos jueveros, desde Gustabo (el conductor) hasta cualquiera de los que aquí escribe o comenta son gente a la que te gustaría conocer en persona.
ResponderEliminarGracias por esa faceta de tu vida que nos relatas en este encuentro de las relaciones paterno-filiales cuando se han vivido "las vacas flacas" (es un dicho) se valoran mucho las cosas materiales y lo difícil que es conseguir unas monedas como le pasaba a tu abuelo. Como dice Maria José ser agradecido y sobre todo con tus padres, te honra. Un beso y espero que te encuentres a gusto aquí.
Hola Ceci, que bueno que te sumaste!
ResponderEliminarEn casa también nos acorralaban con el tenedor y los discursos sobre el hambre en el mundo jajajaj! Lo cual no deja de tener su parte de verdad, pero no había caso, a mi no había quien me hiciera tomar la leche ajjjjj!
Hay que agradecer si, uno no lo recuerda con frecuencia, pero mucho de lo bueno que somos hoy viene de casa (y lo malo también, pero esa es otra historia). Los viejos hacen lo que pueden finalmente, con la mejor intención, aprenden a ser padres sobre la marcha.
Me dió mucha ternura leer que estabas dispuesta a sacrificarte y trabajar para aportar algo a tu casa, como un personaje de Dickens.
Bienvenida a los jueves, me encantó leerte
un beso
Hola Ceci, he leído con agrado tu semiautobiografía y por supueto he encontrado algunos rasgos comunes que en el fondo también agradezco ese sistema de valores que tiene que ver con el sacrificio, la superación, la valía del trabajo, la honestidad y el buen nombre, aunque a veces me he rebelado contra el.
ResponderEliminarDisfruté mucho de la lectura.
Un beso y enhorabuena por esta capacidad de síntesis que te caracteriza.
Un beso y buen finde
precioso y bien escrito, como siempre!...besos
ResponderEliminarQue necesidad de imaginarse muchos relatos si hay historias que las tenemos tan cerca.En tu caso nos fuistes llevando a traves del tiempo con una mirada infantil que solo en la madurez(creo yo) puedes revalorizarlas de esta manera.Lo consistente en definitiva es lograr reflexionar sobre ellas.
ResponderEliminarTu lo has plasmado muy bien.
CECI !ave! bienvenida amiga a los JUEVES.
ResponderEliminarTe sigo y te animo.
Nos cuentas, no un cuento, una saga que explica un trayecto vital. Se elabora un entramado casi mítico con la familia, las frases y advertencias, los consejos y los ejemplos, luego sucede que en libros y cuentos encontramos un escape y un aliciente por donde colarnos y soñar y escribir y ser nosotras.
Te comprendo, estamos fabricadas de tantas cosas, no sobran, enriquecen aunque algunas pesen. Besitooo y hasta ahora.
a mira que hermosa propuesta !...
ResponderEliminarmuy bello tu relato muy poetico .. muy valiente de tu parte semejante reaccion aun siendo pequeña, esas cosas forjan la persona que uno es y la literatura sin duda colabora y mucho ... besot grande
CECI, que impresionante como escribís, mi profe de lengua se hubiera rendido a tus pies, sos genial...
ResponderEliminarIngresé a la dirección que dejaste, es relinda la propuesta, yo soy un queso escribiendo, pero me encanta leer, así que tendré una buena cantidad de historias para entretenerme en esta semana de espera...
Te dejo un besote enorme.
Bienvenida a esta reunión de amigos en los Jueves que conduce Gustavo.
ResponderEliminarLa realidad se empeña muchas veces en superar a la ficción. Tu experiencia vital, ilustra a la perfección, el modelo de educación que hemos recibido muchos de nosotros.
Un abrazo.
Ufaaaaaa, no se publicó mi comentario de esta tarde!!! menos mal que me di cuenta. Decía algo así como que coincidimos en dos cosas muy importantes: la tendencia familiar del famoso "vos no tenés de qué quejarte" y en las excelentes elecciones literarias infantiles. Qué sería de mi vida sin esos personajes?
ResponderEliminarBesos!
Debe haber sido que cerré apenas mandé publicar comentario sin poner la palabrita de verificación... es mucho pedir que saques la palabrita de verificación?????? Pleaaase
ResponderEliminarBesos de nuevo
Querida Ceci, espero que repitas esta experiencia de "ser juevera"...eso querrá decir que te encuentras cómoda con este grupo de amigos.
ResponderEliminarLas cosas que cuentas, también las he vivido en casa...
Pero las cosas cambian:
El otro dia mi nuera le decía a mi nieta mayor, Laura (7 años) que no quería terminarse la cena, porque no le gustaba....
-Con la de niños que hay en el mundo, pasando hambre....
Y ella le contestó.
_Pues mira, les regalo mi cena, no te preocupes....Dásela toda....
Sin embargo, si está concienciada de ello, pues en Navidades, antes de que lleguen, envuelven juntas y con la hermana más pequeña, juguetes que tienen, en papel de regalo y lo llevan a la parroquia del bariio para los niños pobres.
Y cuando la ropa se queda pequeña, también acompañan a su madre a llevarla.
Es el mejor medio de dar ejemplo, con la acción,
Un besito
Maria Jose, Gustavo y medea gracias por una bienvenida tan calida, y me siento completamente halagada con sus palabras.
ResponderEliminarany, si creo que todos hacemos lo que podemos y lo padres también claro. Un beso para vos
Katy, uma: gracias por ser tan constantes seguidoras. besos a ambas
yonky es cierto que uno desde la madurez puede tener otra mirada, despues de todo..no hay daño permanente! ja!
natalia claro que los ejemplos y los libros nos forjan como decis. Gracias por pasar y por tus palabras
maria laura sospecho que de haber llevado a cabo lo que intentaba, si lo hubiera hecho sin decir a mi mamá, seguro me hubieran terminado pinchando mi fantasía literaria. O don ibañez me mandaba a casa, la hubiera mandado a llamar a mi mama, se hubieran enterado los vecinos, la maestra y hubieran hecho una reunión de padres,...en fin.
chipi, me alegra que te guste y que andes por estas páginas. besos
pepe, gracias por la bienvenida y sí, no estamos solos en este modelo de educación. besos
lola, vos los tenés en tu bagaje a estos personajes! gracias por pasar, y tenes razón. Ya saque lo de la verificacion. bs
luna es gratificante que tus nietas tengan tanta conciencia social desde tan chiquitas. Debes sentirte orgullosa! Gracias por pasar y por la bienvenida.
CECI, por alguna razón ayer pasé, me anoté como seguidora, te dejé un comentario y tan es así que ahora me vino notificación del comentario que acabas de dejar en tu blog. Pues bien, vistos los resultados, mi bienvenida y mi comentario fueron vilmente borrados por blogger...jajaj se ve que no estuvieron a la altura de las circunstancia y se aplicó la censura!!!! Bueno, aprovecho entonces y te doy nuevamente mi bienvenida al club, te comento que pasearme por tus letras fue un placer y la próxima vez tendré más cuidado al dejar el comentario (que juro, lo dejé....jajaja)
ResponderEliminarBESOTES VECINOS Y BUEN DOMINGO. (felicitaciones por tu embarazo. Todo lo que leíste este jueves borralo y comenzá de cero: no hay recetas... pero disfrutalo con mucha alegría y amor.)
Hola compañera de jueves!...me alegro que te sumaras y veo que lo has hecho rememorando lo más sólido que uno tienen la fortuna de poseer: la presencia de quienes nos amaron y nos fueron formando en valores y costumbres. Somos realmente afortunados quienes hemos tenido la suerte de crecer en un ámbito familiar de amor y respeto!
ResponderEliminarTe mando un abrazo desde Rosario!
En todas las familias surgen historias, unas alegres, otras tristes, inspiradoras muchas de ellas de esos libros que citas y que a mí también me gustaban o me gustan aún.
ResponderEliminarBonita historia.
Cuántas frases profundas... Para pensar.
ResponderEliminarMuy lindo post.
Te invito a que me digas qué opinás del mío.
Cariños.