Debe ser que siempre fui una chica tonta, y en afan de sincerarme admito que pongo demasiado empeño en que estas fechas me afecten del único modo, en el que escasamente me afectan.
Vale decir que me afectan de mil maneras indeseadas. Me violenta la cantidad de gente en las calles, el tránsito, me abruman las compras y preparaciones varias, me estresa viajar a pasar las fiestas con mi familia y finalmente me produce una sensación angustiosa el encuentro con algunos rincones de mi vida de niña y alguna que otra vulnerabilidad y quietud por alli circundantes, de las que no voy a abundar.
En fín, todas menos una. De la navidad en sentido lato, de esa que te inunda de espiritu homónimo, pleno de buenos y hermosos sentimientos!. De esa, poco y nada.
Aun así, y por ser ésta la fecha apropiada. Por encontrarse los cielos abiertos y los canales de escucha mas aceitados, y el espiritu bienintencionado mejor dispuesto. Quiero aprovechar para expresar mi deseo y lanzarle a la vida este guante con la esperanza de que lo recoja.
Resulta que la vida y yo tenemos una deuda de honor, y que hasta el momento no hemos saldado.
A esta hermosa y cruel fémina se le dio por amputarme los lazos que me unen por derecho de nacimiento a la génesis maternal. Primero cortándo la atadura de mi madre siendo chica y ahora privándome de la habilidad generativa que me corresponde por ley universal.
Y así quedé yo, esferica y varada en un limbo donde se flota sin hilos que me cuelguen, que me sujeten hacia atrás y adelante en la continuidad umbilical.
En vano he hurgado en mi anatomía tratando de encontrar alguna saliente. He revisado radiografías y ecografías procurando hallar alguna hendidura o rompiente que sugiera que el núcleo de la vida está en mí.
Ay! Si pudiera una entraña alcanzar y tirando de ella desentrañar el misterio de la génesis, que por herencia biológica mia es!.
Siendo ésta una disputa de féminas pido disculpas al hombre que me incumbe, en caso de sentirse algo excluído.
Sé como quiero ser pagada!, por ello propongo arreglar cuentas, y como no sé donde firmar para sellar nuestro compromiso, arrojo este pacto espero de adhesión para quien corresponda:
Yo, mujer nacida de mujer. Heredera material de la continuidad y devenir natural conforme la ley del universo, deseo que me devuelvas al lugar que merezco por derecho biológico, y que me hila dentro del tramado inacabado e infinito que teje vida.
Como contraprestación prometo honrarte siempre, de acuerdo con mis posibilidades, por naturaleza mejorables.
Una vez pagada la deuda y satisfecha mi acreencia, nada mas tendrán las partes para reclamarse por cuentas pasadas ni lágrimas derramadas.
En virtud de conformidad, firman al pie:
VIDA ...............................YO
PD: Feliz navidad y mejor año nuevo para todos!.
Es mi deseo honesto que todos sin excepción vean cumplidos sus sueños, y tengan la fé suficiente para renovarlos.
Porque yo tenía un placard que parecía no tener fondo. El mismo albergaba un universo de cosas variadas y algunas hasta olvidadas. Grande fue su fama y a mucha gente su capacidad impresionó, que a menudo sobre un objeto o prenda preguntaban: ¿Acaso lo sacaste del fondo de tu placard?
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lunes, 28 de diciembre de 2009
jueves, 10 de diciembre de 2009
Buenos Aires, personal trainer de mis neuronas
Enredada estoy, al igual que muchas, en esta modalidad de compras que campea en todos los shoppings, y que lidera la promoción de los fabulosos descuentos que ofrecen los distintos bancos por el uso de sus tarjetas. Los que amablemente y como buenos chicos, -capaces de compartir locales y clientela-, se han dado en repartirse los dias de las semana, para ofrecer sin molesta competencia, ventajas sin igual. Tanto es dicho furor, que según sea el dia vemos a los mismos comercios, -sin falsos reparos de exclusividad y lealtad-, cambiar mercenariamente a diario los carteles que indican, su local opera con tal o cual tarjeta.
Hace unos dias tuve una visita del interior, a quien, -luego de deslizarme casi como si fuera un dato menor, sus intenciones de efectuar algunas compras de oportunidad-, traté energicamente diría (quizas demasiado arrebatada por los acontecimientos comerciales) de interiorizar en este complejo cronograma de agenda. Donde y cuando podría obtener mayor ventaja segun fueran sus posibilidades, y claro, además de como llegar al lugar de referencia.
Resultó ser éste un plan pretenciosamente exigente para mi pariente politico, el que casi no hacia tiempo, -despues de cumplidas las funciones de trabajo que lo trajeron hasta aquí-, de llegarse al comercio de turno, en una ciudad que además se vió particularmente convulsionada por cortes y manifestaciones de todo color.
Así que mientras yo lo llamaba desde el shopping elegido, tratando de moderar mi tono de voz para esconder mi casi desesperación porque el dia se acababa y con él las promociones que tuvieron lugar, y ahogar así lo que pudiera remotamente parecerse a un reclamo de porqué no estaba donde debía estar, "avistando prendas como yo"?. El mismo en respuesta, acompasaba el tiempo a su tranquilidad, augurando que así sería cuando pudiera.
De hecho, antes de irse y despues que le manifestara mi lamento por lo que creía yo una desventaja, -haber efectuado sus compras a destiempo y una vez muerta la promoción antes viva-, mi allegado muy por el contrario, se manifestó satisfecho con lo adquirido y agradecido por mi ayuda.
Esto me hizo pensar en esta ciudad y sus habitantes!.
Y es que la ciudad con todos sus desafíos y el modo de vida que impone, nos obliga a mantener nuestra máquina cerebral perfectamente aceitada y calibrada para no quedarse atrás en esto de sacar el mayor provecho del empleo de escasos recursos. La palabra es "optimizar".
Aquí hasta el mas humilde de los trabajadores tiene noción de ello. Las circunstancias le enseñaron que el tiempo es poco, las distancias muy largas y aunque la necesidad mucha, su engranaje neuronal discurrirá indefectiblemente alrededor de esta noción, de como acomodar mejor sus recursos. (Aunque a veces puede que gane la necesidad)
Se me ocurre la ciudad como un enorme campo de deportes con barras y paralelas, donde se ejercitan hasta el grado olímpico las neuronas colectivas.
Desde ya que en los lugares mas chicos, sucede que también la función neuronal de sus habitantes se ajustan a la circunstancias locales. Sin embargo puedo afirmar con conocimiento de causa, que los recursos son distintos. El tiempo no es tan limitado, por tanto es innecesario hacer grandes esfuerzos para administrarlo mejor, ni hacer un ranking de actividades para privilegiar en cumplimiento a una sobre otra. Las distancias son cortas, de manera que permite el trazado despreocupado de objetivos, que si de algo me olvido, puedo rapidamente volver sobre mis pasos y procurarlo. La trama social así y todo es compleja. La gente mayormente se conoce, los comercios no son muchos y la competencia no se rige tanto por los parámetros aquí conocidos.
No deben sus habitantes realizar intricadas ecuaciones que tengan en vista la agenda y las ventajas de reintegros bancarios, ni los obligan a seguir infatigables las huellas de las promociones diarias, caprichosas y advenidizas por naturaleza.
La convocatoria comercial de sus habitantes no es tan fluctuante, aunque si un poco antojadiza. No responde completamente a cuestiones de mercado, sino bien a profundos hábitos que tienen mas que ver con la confianza y la lealtad.
Desde que vivo en Buenos Aires mi mente se ha venido entrenado, a los saltos, esquivando, calculando rapidamente, decidiendo y finalmente ejecutando, casi sin darme cuenta. Y hoy puedo casi decir sin remilgos y a la luz de todas estas circunstancias que apunto, que mis neuronas estan en buena forma!.
Recuerdo que al poco tiempo de conocer a RAT, quedé sorprendida por su meticulosa forma de organizar sus actividades. Como anotaba absolutamente todo en su agenda a la que miraba y miraba, haciendo mas anotaciones, resolviendo logisticas y optimizando su dia de trabajo. Me parecía una habilidad increíble por carecer yo de la misma.
Hoy nuestras habilidades y actividades se encuentran naturalmente divididas por afinidad o por elección. Así mientras la cocina es mi territorio y me encargo de la casa en general, RAT es un eximio administrador, además de tener a su cargo las cuestiones de la casa mas "edilicias". El sabe que impuestos y servicios deben pagarse, cuanto etc. Hace listados en excell con todos los gastos e incluso tiene listados estadisticos de cuanto se gastó por los mismos rubros años anteriores. (Si estuviera por las mias, seguramente gastaría mas de lo que tengo).
Yo por mi parte, y haciendo honor al ejercicio diario neuronal, transito por esta ciudad tomando nota mental de casi todo. De donde se encuentran las cosas que nos gustan, de los espectaculos y eventos para ver. Soy la que lleva el registro de una ciudad que ofrece innumerables ventajas, y la que busca minuciosamente el regalo apropiado para cada miembro de la familia.
Confieso que me divierte ser quien, -de conformidad a nuestra división espontanea de tareas-, traiga a casa como aporte, algo del pulso de esta ciudad.
RAT se mueve por sus calles en auto, y como habitante su participación es activa, inmersa, y realmente padece la ciudad. Yo lo hago en transporte público o caminando, y a pesar de que hace años vivo en ella, todavía la observo con cierta extrañeza, como una visitante eterna. La miro y me gusta hacerlo.
Hace unos dias tuve una visita del interior, a quien, -luego de deslizarme casi como si fuera un dato menor, sus intenciones de efectuar algunas compras de oportunidad-, traté energicamente diría (quizas demasiado arrebatada por los acontecimientos comerciales) de interiorizar en este complejo cronograma de agenda. Donde y cuando podría obtener mayor ventaja segun fueran sus posibilidades, y claro, además de como llegar al lugar de referencia.
Resultó ser éste un plan pretenciosamente exigente para mi pariente politico, el que casi no hacia tiempo, -despues de cumplidas las funciones de trabajo que lo trajeron hasta aquí-, de llegarse al comercio de turno, en una ciudad que además se vió particularmente convulsionada por cortes y manifestaciones de todo color.
Así que mientras yo lo llamaba desde el shopping elegido, tratando de moderar mi tono de voz para esconder mi casi desesperación porque el dia se acababa y con él las promociones que tuvieron lugar, y ahogar así lo que pudiera remotamente parecerse a un reclamo de porqué no estaba donde debía estar, "avistando prendas como yo"?. El mismo en respuesta, acompasaba el tiempo a su tranquilidad, augurando que así sería cuando pudiera.
De hecho, antes de irse y despues que le manifestara mi lamento por lo que creía yo una desventaja, -haber efectuado sus compras a destiempo y una vez muerta la promoción antes viva-, mi allegado muy por el contrario, se manifestó satisfecho con lo adquirido y agradecido por mi ayuda.
Esto me hizo pensar en esta ciudad y sus habitantes!.
Y es que la ciudad con todos sus desafíos y el modo de vida que impone, nos obliga a mantener nuestra máquina cerebral perfectamente aceitada y calibrada para no quedarse atrás en esto de sacar el mayor provecho del empleo de escasos recursos. La palabra es "optimizar".
Aquí hasta el mas humilde de los trabajadores tiene noción de ello. Las circunstancias le enseñaron que el tiempo es poco, las distancias muy largas y aunque la necesidad mucha, su engranaje neuronal discurrirá indefectiblemente alrededor de esta noción, de como acomodar mejor sus recursos. (Aunque a veces puede que gane la necesidad)
Se me ocurre la ciudad como un enorme campo de deportes con barras y paralelas, donde se ejercitan hasta el grado olímpico las neuronas colectivas.
Desde ya que en los lugares mas chicos, sucede que también la función neuronal de sus habitantes se ajustan a la circunstancias locales. Sin embargo puedo afirmar con conocimiento de causa, que los recursos son distintos. El tiempo no es tan limitado, por tanto es innecesario hacer grandes esfuerzos para administrarlo mejor, ni hacer un ranking de actividades para privilegiar en cumplimiento a una sobre otra. Las distancias son cortas, de manera que permite el trazado despreocupado de objetivos, que si de algo me olvido, puedo rapidamente volver sobre mis pasos y procurarlo. La trama social así y todo es compleja. La gente mayormente se conoce, los comercios no son muchos y la competencia no se rige tanto por los parámetros aquí conocidos.
No deben sus habitantes realizar intricadas ecuaciones que tengan en vista la agenda y las ventajas de reintegros bancarios, ni los obligan a seguir infatigables las huellas de las promociones diarias, caprichosas y advenidizas por naturaleza.
La convocatoria comercial de sus habitantes no es tan fluctuante, aunque si un poco antojadiza. No responde completamente a cuestiones de mercado, sino bien a profundos hábitos que tienen mas que ver con la confianza y la lealtad.
Desde que vivo en Buenos Aires mi mente se ha venido entrenado, a los saltos, esquivando, calculando rapidamente, decidiendo y finalmente ejecutando, casi sin darme cuenta. Y hoy puedo casi decir sin remilgos y a la luz de todas estas circunstancias que apunto, que mis neuronas estan en buena forma!.
Recuerdo que al poco tiempo de conocer a RAT, quedé sorprendida por su meticulosa forma de organizar sus actividades. Como anotaba absolutamente todo en su agenda a la que miraba y miraba, haciendo mas anotaciones, resolviendo logisticas y optimizando su dia de trabajo. Me parecía una habilidad increíble por carecer yo de la misma.
Hoy nuestras habilidades y actividades se encuentran naturalmente divididas por afinidad o por elección. Así mientras la cocina es mi territorio y me encargo de la casa en general, RAT es un eximio administrador, además de tener a su cargo las cuestiones de la casa mas "edilicias". El sabe que impuestos y servicios deben pagarse, cuanto etc. Hace listados en excell con todos los gastos e incluso tiene listados estadisticos de cuanto se gastó por los mismos rubros años anteriores. (Si estuviera por las mias, seguramente gastaría mas de lo que tengo).
Yo por mi parte, y haciendo honor al ejercicio diario neuronal, transito por esta ciudad tomando nota mental de casi todo. De donde se encuentran las cosas que nos gustan, de los espectaculos y eventos para ver. Soy la que lleva el registro de una ciudad que ofrece innumerables ventajas, y la que busca minuciosamente el regalo apropiado para cada miembro de la familia.
Confieso que me divierte ser quien, -de conformidad a nuestra división espontanea de tareas-, traiga a casa como aporte, algo del pulso de esta ciudad.
RAT se mueve por sus calles en auto, y como habitante su participación es activa, inmersa, y realmente padece la ciudad. Yo lo hago en transporte público o caminando, y a pesar de que hace años vivo en ella, todavía la observo con cierta extrañeza, como una visitante eterna. La miro y me gusta hacerlo.
martes, 1 de diciembre de 2009
La importancia de llamarse Ernesto
A proposito de Gabiota que, gracias, -me hizo una visita al blog-, pude acceder al suyo y maravillarme con su historia de adopción. Me conmovió profundamente, y me sorprendió porque no?, la transcripción que hizo de la carta que escribió su hija de 9 años a requerimiento de su maestra, hablando de su familia.
Como puede una personita de esa edad poseer una síntesis tan acabada de lo que es una amalgama familiar? Intuír tan lisa y llanamente esa reunión de voluntades y energías puestas bajo un mismo techo, por designio de los hombres y mujeres que tuercen realidades, favorecen desiciones y hacen que converjan en un solo destino?. Es fantastica su aceptación práctica, desprovista de teoría, de la fuerza afectiva que la une a los suyos!
(Por cierto a muchos mayores nos llevaría horas de disertación y de terapia.)
De allí y de otras historias, que tienen a amigos y conocidos por protagonistas. De gente corajuda y de gente redimida, -que puestas a construir su propio destino, tejen su tapiz familiar de malla gruesa a fuerza de elecciones, de afectos arrimados, de pactos y sangre nueva-, surge este interrogante: Es menos importante el legado de hoja en blanco, de modelo para armar, al de raices largas que nos conectan troncalmente a nuestra historia familiar?
No es facil desde ya asociar la palabra legado, -mas ligada a la tradición de cosas viejas-, con algo nuevo, inacabado, que se acomoda de conformidad a las circunstancias y que permite revisión.
Nunca me fue expresado con palabras, pero siempre se me dejó intuir que, -aunque no vital-, sí era importante mantener vigente nuestra memoria familiar.
Atravez de historias de nuestros abuelos, presentes en fotos y objetos de nuestra casa, se explica de donde vinieron y quienes fueron. Historias que por cierto, muchas veces parecian justificar por si mismas, algo de la idiosicrancia familiar presente en las actuales generaciones.
Es una forma simple y segura de definirnos. Mi calidad de eslabón de una cadena generacional, me imprime una identidad que me delimita dentro y fuera de mi entorno.
La historia de los objetos que estuvieron presente hasta donde recuerdo, así lo indican.
La casa de los abuelos, donde vivieron desde siempre y que no sale de sus patrimonios sino por muerte de éstos, se transmite junto con todo lo material e inmaterial a las generaciones posteriores, que lo dividen según sus intereses y afinidades. Heredamos muebles, inmuebles, cara, naríz, carácter, negocio, profesión, clientela, aversiones.
Hoy tengo la sensación de haber producido un quiebre en esa linea. Quizás sea solo una sensación, la misma que pudieron haber sentido mis padres o los suyos.
Ya no vivo en la ciudad que me vio crecer. Las viejas casas familiares se vendieron para tapar fisuras que la economía rasgó. No vivo cerca de la familia que me dió origen, veo poco a mis primos y casi no conozco a sus hijos. (Mantengo sí un vínculo estrecho con mi padre y única hermana).
Librada a una existencia mas independiente, paso mas tiempo con amigos, compañeros de trabajo y afines de la vida.
Me siento a gusto entre gente que me produce la misma sensación, de pioneros de generación. De aventurados en otros cursos, de emprendedores de giros.
Por propia decisión ó mayormente movidos por las circunstancias, hemos migrado, cambiado de escenario y actores. Cambiamos de trabajo, abandonamos viejos hábitos y adquirimos nuevos. Hicimos nuevos amigos, nuevas relaciones, y hasta forzamos algunos vínculos.
Vistos ante situaciones novedosas, nuevas armas nos echamos al hombro para transitar senderos, que ni en su vida se hubieran imaginado mis abuelos!
La historia de mi pequeñito grupo familiar, aun compuesto por dos, no hace mucho empezó a escribirse y es pura promesa. Mi legado es todavía un poco incierto. Surge enmarañado de espíritu de antaño, los mejores recuerdos, votos familiares, lazos inquebrantables y amigos irrompibles.
Salud por los viejos, los nuevos y los que vendrán!!
Como puede una personita de esa edad poseer una síntesis tan acabada de lo que es una amalgama familiar? Intuír tan lisa y llanamente esa reunión de voluntades y energías puestas bajo un mismo techo, por designio de los hombres y mujeres que tuercen realidades, favorecen desiciones y hacen que converjan en un solo destino?. Es fantastica su aceptación práctica, desprovista de teoría, de la fuerza afectiva que la une a los suyos!
(Por cierto a muchos mayores nos llevaría horas de disertación y de terapia.)
De allí y de otras historias, que tienen a amigos y conocidos por protagonistas. De gente corajuda y de gente redimida, -que puestas a construir su propio destino, tejen su tapiz familiar de malla gruesa a fuerza de elecciones, de afectos arrimados, de pactos y sangre nueva-, surge este interrogante: Es menos importante el legado de hoja en blanco, de modelo para armar, al de raices largas que nos conectan troncalmente a nuestra historia familiar?
No es facil desde ya asociar la palabra legado, -mas ligada a la tradición de cosas viejas-, con algo nuevo, inacabado, que se acomoda de conformidad a las circunstancias y que permite revisión.
Nunca me fue expresado con palabras, pero siempre se me dejó intuir que, -aunque no vital-, sí era importante mantener vigente nuestra memoria familiar.
Atravez de historias de nuestros abuelos, presentes en fotos y objetos de nuestra casa, se explica de donde vinieron y quienes fueron. Historias que por cierto, muchas veces parecian justificar por si mismas, algo de la idiosicrancia familiar presente en las actuales generaciones.
Es una forma simple y segura de definirnos. Mi calidad de eslabón de una cadena generacional, me imprime una identidad que me delimita dentro y fuera de mi entorno.
La historia de los objetos que estuvieron presente hasta donde recuerdo, así lo indican.
La casa de los abuelos, donde vivieron desde siempre y que no sale de sus patrimonios sino por muerte de éstos, se transmite junto con todo lo material e inmaterial a las generaciones posteriores, que lo dividen según sus intereses y afinidades. Heredamos muebles, inmuebles, cara, naríz, carácter, negocio, profesión, clientela, aversiones.
Hoy tengo la sensación de haber producido un quiebre en esa linea. Quizás sea solo una sensación, la misma que pudieron haber sentido mis padres o los suyos.
Ya no vivo en la ciudad que me vio crecer. Las viejas casas familiares se vendieron para tapar fisuras que la economía rasgó. No vivo cerca de la familia que me dió origen, veo poco a mis primos y casi no conozco a sus hijos. (Mantengo sí un vínculo estrecho con mi padre y única hermana).
Librada a una existencia mas independiente, paso mas tiempo con amigos, compañeros de trabajo y afines de la vida.
Me siento a gusto entre gente que me produce la misma sensación, de pioneros de generación. De aventurados en otros cursos, de emprendedores de giros.
Por propia decisión ó mayormente movidos por las circunstancias, hemos migrado, cambiado de escenario y actores. Cambiamos de trabajo, abandonamos viejos hábitos y adquirimos nuevos. Hicimos nuevos amigos, nuevas relaciones, y hasta forzamos algunos vínculos.
Vistos ante situaciones novedosas, nuevas armas nos echamos al hombro para transitar senderos, que ni en su vida se hubieran imaginado mis abuelos!
La historia de mi pequeñito grupo familiar, aun compuesto por dos, no hace mucho empezó a escribirse y es pura promesa. Mi legado es todavía un poco incierto. Surge enmarañado de espíritu de antaño, los mejores recuerdos, votos familiares, lazos inquebrantables y amigos irrompibles.
Salud por los viejos, los nuevos y los que vendrán!!