Mi embarazo que ya está en la novena semana sigue su marcha evolutiva sin traerme ninguna complicación.
No estoy padeciendo de sintoma alguno, y la última ecografía arrojo que el pequeñín alli alojado está creciendo en términos normales.
Practicamente no me dá que hablar. Y la verdad es que prefiero no hacerlo!
Me limito a esperar que pasen las semanas necesarias para que el embarazo se afiance.
A confiar en lo que nos depara el futuro. Y en especial a permitirme sentir felicidad sin peros.
Así que de momento estoy muy tranquila y relajada.
Las cosas en mi vida no podrían estar mejor!
La mañana se presenta auspiciosa. Asomada al balcón que da al patio interno puedo ver la porción de cielo celeste que tengo arriba mio. Todavía se escuchan trinos de pájaros.
Anoche estuvo un poco fresco, por eso el sol brinda un calorcito apenas tibio, pero igual augura que pronto se instalará el verano.
El perro de la mujer del segundo piso dejó por fin de ladrar, y se respira calma en la vecindad.
Por su parte, ya se empiezan a sentir en el patio los primeros aromas de los almuerzos que por allí se cuecen...
Hoy invito a disfrutar a los que por aquí pasen, del siguiente tema en esta versión que me encanta.
Over The Rainbow - Melody Gardot
Gracias por pasar.
Porque yo tenía un placard que parecía no tener fondo. El mismo albergaba un universo de cosas variadas y algunas hasta olvidadas. Grande fue su fama y a mucha gente su capacidad impresionó, que a menudo sobre un objeto o prenda preguntaban: ¿Acaso lo sacaste del fondo de tu placard?
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lunes, 29 de noviembre de 2010
jueves, 25 de noviembre de 2010
Relato de jueves literario: Partes traseras
Mas relatos del tema de la convocatoria en el blog: http://www.callejamoran.blogspot.com/
CULO E´PATO
A culo e´pato no le importaba que el calor sofocara.
Ataviada con su diminuto short deportivo se montaba a diario en su bicicleta, para dar ejercicio a sus firmes extremidades.
Bajo un sol estival de abrasadora candencia se paseaba trazando surcos en la tierra yerma, en tanto a su paso arrojaba pedregullo con suspiros de llantas, hacia los lados del camino solitario.
Culo e´pato era llamada así por su andar gracioso y estilizado.
De piernas ligeramente chuecas y mirada altiva, se había ganado por igual la admiración más genuina y la envidia más profunda de los moradores de su Embarcación natal.
La línea recta en la que se encolumnaban los huesos de sus vértebras, -hijas de la mañana en sus horas frescas-, daban a su espalda un fin de curva ligeramente en fuga.
Y cuando se sentaba, lo hacía sobre una posadera que desafiaba la gravedad, de carnes alzadas en insolente respingo.
Culo e´pato y su lacerante vitalidad importunaban el sopor de la siesta salteña, como un vendaval cálido y sibilante que hace doler los pulmones. Y se llevaba consigo posadas sobre su anatomía, miradas que a su paso arrancaba.
Bien de alguna ventana tras la que se aliviaba merced las bondades del aire acondicionado algún vecino venturoso. O de algún parroquiano que con sus sentidos entorpecidos por el alcohol, había sido sorprendido por la luz matinal durmiendo la mona en un rincón polvoriento, y con ojos entreabiertos y lagañosos, la seguía en su recorrido.
Era un espectáculo digno de verse.
Con un pie primero sobre el pedal, punta-talón, luego el otro, con fuerza, tracción a sudor y músculos bronceados, de a ratos izaba su escultural traste para darse impulso en las subidas.
Y con cada empellón que le daba al pedal, bamboleaba sus cachetes al ritmo de cada sonora exhalación....dejando de momento al descubierto el asiento de su bicicleta, recubierto en cuero,....bastante ajado por cierto!
jueves, 18 de noviembre de 2010
Relato de jueves literario
Hoy me sumo con este relato a la convocatoria de los jueves literarios que hace Gustavo en su blog. http://www.callejamoran.blogspot.com/, y que tiene por tema las relaciones paternofiliales
AMORES DE CULEBRÓN
Hay algo que muchos padres hacen por todo el tiempo posible, y es, poner a los hijos a buen resguardo de las miserias del mundo.
Me cuento entre los muchos afortunados de este lado del mundo, que han sido criados en el placer y en los derechos.
Claro que el drama alguna vez aparecía en nuestras vidas. Y ahí se les presentaba el desafío que hubieran preferido postergar indefinidamente: El de enseñarnos a capitalizar lo malo y aprender a superar las pequeñas y grandes tragedias.
Sin embargo, y contrariando este afán de ponernos las míseras cuestiones de la vida lejos de nuestro alcance, mis padres y entiendo que otros padres también, hicieron uso del dramatismo domestico para corregir y encauzar la vida de mi hermana y mía, en un sistema de valores que tiene que ver con el sacrificio, la superación, la valía del trabajo, la honestidad y el buen nombre.
Viene enraizado fuertemente en una formación que me precede, que se vale de ejemplos que se reciclan, se escriben en la épica familiar, y se mastican con las primeras papillas.
La historia del abuelo que casi no fue a la escuela y que trabajó desde muy chico empezando como cadete de un corralón, hasta ser él mismo propietario de uno. Era el latiguillo que usaba mi madre, como catalizador del habituado valor, que yo le daba a las monedas que mi abuelo me daba para ahorrar.
Recuerdo que una vez, mientras caminaba por las calles de Mendoza con mi familia, en el preciso momento en que cruzábamos una avenida mientras los autos esperaban la habilitación del semáforo, se me cayeron con estruendo tintineante las monedas que llevaba, quedando desparramadas sobre el asfalto.
Todavía puedo ver a mi abuelo con el culo al norte levantando monedas, mientras yo, -que ya había ido presurosa hasta la vereda-, lo instaba a que las dejara y viniera a ponerse a salvo.
El miedo al tránsito que me habían inculcado era más espeso que mi avaricia, y era capaz de resignar mi botín, a quedar expuesta en esa gran avenida.
Sin dudas eso pasa cuando los meta mensajes entran en conflicto!
También tenía gran eco familiar la anécdota que le correspondía a mi otro abuelo.
Quién ya siendo farmacéutico, en los años 30 embarcaba cajas de medicamentos y alimentos imperecederos para enviarles a familiares de España, que estaban padeciendo a causa de sucesos conocidos.
-”No te da vergüenza?...pensar que toda esa pobre gente no tenía que comer. Tenían que acordarse de donde habían tirado un pedazo de pan para ir a buscarlo...” –Me decía mi madre refiriéndose a los españoles en plena guerra civil. Y agrego que no puedo pensar en un escenario más alejado de mi propia infancia.
Ese discurso me fue repetido en varias ocasiones a la hora de comer, trayendo con sus evocaciones imágenes de desolación antigua a un comedor de casa provinciana, mientras mi progenitora me acorralaba con tenedor y moral, cada vez que mi boca se negaba a entrarle a una porción de tarta de zapallitos.
Y también estaba todo ese otro dramatismo. Que no proviene de historias protagonizadas por caras familiares, sino de la ficción que surge de las hojas de los libros.
Héroes y heroínas de los cuentos que en sus historias sorteaban con éxito todo tipo de adversidades, han colaborado en templar mi temprana formación.
Marginados por una ciudad industrializada, los personajes de Dickens le hacían frente a fuerza de inteligencia y tesón en el trabajo, a las penurias impuestas por jefes malvados.
Modelos de virtud, sacrificio y bondad, los personajes femeninos de los cuentos de Louise M. Alcott o Lucy M. Montgomery, superaban con creces las terribles desventuras del destino y el desamparo de la orfandad por la muerte temprana. Hasta ser recompensadas con una adultez promisoria, llena de hijos y marido devoto.
Por eso no es de extrañar que esa dimensión de cuento de hadas extendiera sus pinceladas, para dar tinte a mi infante vida de realidad pueblerina.
Cuando yo tenía siete años, mi padre fue apartado de su cargo provocando que se desatara una mal disimulada crisis familiar, de la que no quedé ajena.
Así que una mañana le propuse a mi mamá que bien podía ir al almacén de Don Ibáñez y ofrecerme para barrer y que me pagara con alimentos.
En mis libros las heroínas hacían sacrificios que las dignificaban y elevaban, cuando la nobleza de la causa les ayudaba a tragarse la vergüenza, y mantener estoicamente su honor invicto. Eran capaces de cortarse el cabello para pagar un pasaje a su padre, o hacer trabajos ingratos para ayudar a su familia.
El personaje de mi inspiración surgía de un dibujo que mi mente aún recuerda, en el que una joven con vestido de época, recibe del almacenero como contraprestación de su trabajo, un pescado de vistosas escamas azuladas que ella sostiene bajo su brazo.
A mi sugerencia mi madre respondió con un llanto de una violencia tal que me asustó, y dio por tierra mi orgullo infantil y mi feliz ocurrencia.
Su reacción evidenció muy a su pesar, lo mucho que la abrumaba una realidad que no era de cuentos. Que nada tenía de digna ni de reivindicante.
Hoy agradezco haber crecido acompañada por todos esos personajes de mis libros. Que me inspiraron, me fortalecieron, llenaron mis días de fantasía y me permitieron soñar en voz alta.
Y a mis padres, con mi mano en alto en ademán de bendición les digo: gracias,..y quedan eternamente disculpados!
AMORES DE CULEBRÓN
Hay algo que muchos padres hacen por todo el tiempo posible, y es, poner a los hijos a buen resguardo de las miserias del mundo.
Me cuento entre los muchos afortunados de este lado del mundo, que han sido criados en el placer y en los derechos.
Claro que el drama alguna vez aparecía en nuestras vidas. Y ahí se les presentaba el desafío que hubieran preferido postergar indefinidamente: El de enseñarnos a capitalizar lo malo y aprender a superar las pequeñas y grandes tragedias.
Sin embargo, y contrariando este afán de ponernos las míseras cuestiones de la vida lejos de nuestro alcance, mis padres y entiendo que otros padres también, hicieron uso del dramatismo domestico para corregir y encauzar la vida de mi hermana y mía, en un sistema de valores que tiene que ver con el sacrificio, la superación, la valía del trabajo, la honestidad y el buen nombre.
Viene enraizado fuertemente en una formación que me precede, que se vale de ejemplos que se reciclan, se escriben en la épica familiar, y se mastican con las primeras papillas.
La historia del abuelo que casi no fue a la escuela y que trabajó desde muy chico empezando como cadete de un corralón, hasta ser él mismo propietario de uno. Era el latiguillo que usaba mi madre, como catalizador del habituado valor, que yo le daba a las monedas que mi abuelo me daba para ahorrar.
Recuerdo que una vez, mientras caminaba por las calles de Mendoza con mi familia, en el preciso momento en que cruzábamos una avenida mientras los autos esperaban la habilitación del semáforo, se me cayeron con estruendo tintineante las monedas que llevaba, quedando desparramadas sobre el asfalto.
Todavía puedo ver a mi abuelo con el culo al norte levantando monedas, mientras yo, -que ya había ido presurosa hasta la vereda-, lo instaba a que las dejara y viniera a ponerse a salvo.
El miedo al tránsito que me habían inculcado era más espeso que mi avaricia, y era capaz de resignar mi botín, a quedar expuesta en esa gran avenida.
Sin dudas eso pasa cuando los meta mensajes entran en conflicto!
También tenía gran eco familiar la anécdota que le correspondía a mi otro abuelo.
Quién ya siendo farmacéutico, en los años 30 embarcaba cajas de medicamentos y alimentos imperecederos para enviarles a familiares de España, que estaban padeciendo a causa de sucesos conocidos.
-”No te da vergüenza?...pensar que toda esa pobre gente no tenía que comer. Tenían que acordarse de donde habían tirado un pedazo de pan para ir a buscarlo...” –Me decía mi madre refiriéndose a los españoles en plena guerra civil. Y agrego que no puedo pensar en un escenario más alejado de mi propia infancia.
Ese discurso me fue repetido en varias ocasiones a la hora de comer, trayendo con sus evocaciones imágenes de desolación antigua a un comedor de casa provinciana, mientras mi progenitora me acorralaba con tenedor y moral, cada vez que mi boca se negaba a entrarle a una porción de tarta de zapallitos.
Y también estaba todo ese otro dramatismo. Que no proviene de historias protagonizadas por caras familiares, sino de la ficción que surge de las hojas de los libros.
Héroes y heroínas de los cuentos que en sus historias sorteaban con éxito todo tipo de adversidades, han colaborado en templar mi temprana formación.
Marginados por una ciudad industrializada, los personajes de Dickens le hacían frente a fuerza de inteligencia y tesón en el trabajo, a las penurias impuestas por jefes malvados.
Modelos de virtud, sacrificio y bondad, los personajes femeninos de los cuentos de Louise M. Alcott o Lucy M. Montgomery, superaban con creces las terribles desventuras del destino y el desamparo de la orfandad por la muerte temprana. Hasta ser recompensadas con una adultez promisoria, llena de hijos y marido devoto.
Por eso no es de extrañar que esa dimensión de cuento de hadas extendiera sus pinceladas, para dar tinte a mi infante vida de realidad pueblerina.
Cuando yo tenía siete años, mi padre fue apartado de su cargo provocando que se desatara una mal disimulada crisis familiar, de la que no quedé ajena.
Así que una mañana le propuse a mi mamá que bien podía ir al almacén de Don Ibáñez y ofrecerme para barrer y que me pagara con alimentos.
En mis libros las heroínas hacían sacrificios que las dignificaban y elevaban, cuando la nobleza de la causa les ayudaba a tragarse la vergüenza, y mantener estoicamente su honor invicto. Eran capaces de cortarse el cabello para pagar un pasaje a su padre, o hacer trabajos ingratos para ayudar a su familia.
El personaje de mi inspiración surgía de un dibujo que mi mente aún recuerda, en el que una joven con vestido de época, recibe del almacenero como contraprestación de su trabajo, un pescado de vistosas escamas azuladas que ella sostiene bajo su brazo.
A mi sugerencia mi madre respondió con un llanto de una violencia tal que me asustó, y dio por tierra mi orgullo infantil y mi feliz ocurrencia.
Su reacción evidenció muy a su pesar, lo mucho que la abrumaba una realidad que no era de cuentos. Que nada tenía de digna ni de reivindicante.
Hoy agradezco haber crecido acompañada por todos esos personajes de mis libros. Que me inspiraron, me fortalecieron, llenaron mis días de fantasía y me permitieron soñar en voz alta.
Y a mis padres, con mi mano en alto en ademán de bendición les digo: gracias,..y quedan eternamente disculpados!
martes, 9 de noviembre de 2010
Hoy: Memé
Primero, para quienes me manifiestan su interés y a quienes agradezco, el reporte semanal:
El embarazo sigue muy bién. El jueves pasado me hice la primera eco y es un embrión que esta perfectamente alojado.
Sintomas: de momento ninguno...veremos que pasa más adelante!
Y hoy se me dió por hacer este Memé. Así que voy a seguir las siguientes consignas:
1. Nombrar al que me nominó: Carmi del blog: "Por los caminos azules" ( no es que me nominó especialmente, pero dejó abierta la posibilidad de hacerlo a los que la visitan, y yo me sentí tentada de hacerlo)
2. Nominar a cuatro: Nomino a:
Lola del blog: "A la que te criaste".
Chipi del blog: "El sitio de moda".
Any del blog: "Remando en San Ignacio".
Solpel del blog: "De la infertilidad y otros demonios".
(Estas parecen ser las exigencias del juego, pero nomino también a cualquiera que como yo se sienta tentado de hacerlo)
3. Hacérselo saber a ellos.
4. Contestar a las siguientes cuestiones:
4 cosas que lleves en el bolso:
-Mi teléfono celular.
-La billetera.
-Un pase de subte que aún le quede un viaje.
-Un ticket viejo del super, o en su defecto alguna publicidad gráfica que me dan en la calle, que guardo en el bolso para tirar en otro momento. Ya que no siempre encuentro rápidamente un tacho a mano mientras voy caminando.
4 cosas que hay en mi habitación:
-Dos mesas de luz que en lugar de cajones tienen estantes con libros. Aunque el que estoy leyendo actualmente lo dejo en la cocina, porque de noche no leo. Me duermo.
-La tele, contrariamente a la opinión de muchos que dicen que la tele no debería estar en la habitación porque vulnera lo “sacro” de ese espacio. Pero que placer es dormirse haciendo un poco de zapping...!
(Pero será por poco tiempo más, ya que cuando llegue el bebé la tele será desalojada de la habitación para dar lugar al moisés, y porque obviamente la habitación tendrá que convertirse en el lugar más apacible de la casa)
-Un botinero bastante feo que era de mi abuela y no sé porque me lo traje.
-Una pila, -no muy alta por ahora-, de películas (DVD) de una colección que acabamos de empezar con RAT, y que se están amontonando sobre la cómoda hasta tanto le destinemos otro lugar.
4 cosas que me gustan ahora mismo:
-Reunirme con amigos a disfrutar de una rica comida y rica bebida. (Lástima que por un tiempo largo tendré que prescindir de los alcoholes) Bue!
-Encontrarme bagatelas. O mejor dicho con esas compras de oportunidad en las que la relación originalidad-precio-calidad está tan equilibrada que me parece una genialidad adquirirla.
-Me gusta planificar las vacaciones. Me paso horas (ya que tengo tiempo) buscando información en la red de donde ir, que hacer en tal lugar, donde comer. Busco referencias de otra gente, en fín.
Me agrada ir a un lugar y tener sobre él, al menos una data certera sobre que visitar en el lugar, o mejor dicho, que no se puede (bajo ningún concepto) dejar de hacer o visitar en el lugar de destino.
-Ahora particularmente, me gusta pensar que para fin de año voy a estar algo “panzona” ya.
¿Cuantos brindis de fin de año nos encontró a RAT y a mí deseando este momento? -Ya ni sé!
(También me agrada la perspectiva de que al ponerme la malla este verano, quede perfectamente justificada toda redondez!)
4 cosas que siempre he querido hacer:
A la palabra siempre le voy dar algo de flexibilidad en este caso, ya que hay cosas que he querido hacer desde que me acuerdo, y otras que son mas recientes, pero constantes por algún tiempo.
-Siempre he querido viajar al viejo continente. Pero de esos viajes importantes, suficientemente largo para conocer varios países y ciudades. Ya que cuesta tanto cruzar el charco, que no da ir por una semana a Madrid, o París y pegar la vuelta. (Igual es mejor que nada! Ya lo seeé!)
-Hace muchos años que vivo en departamento, y desde hace rato que me gustaría tener patio para poder plantar flores y hierbas aromáticas.
No es que me guste particularmente la jardinería, a gatas apenas riego las plantas de los balcones. Pero se me hace que si tuviera un patio, se despertarían mis dotes de horticultora.
-Quiero aprender a hacer sushi.
La verdad es que me gusta y las opciones que tengo son: pedirlo a una casa de comidas japonesa cercana, que es muy bueno para darse un gusto cada tanto, pero es todo un presupuesto si se pide mas seguido.
O también puedo ir a comprar los rollitos enteros que venden en los mercados del barrio chino, mucho más baratos, que son muy buenos y frescos también. Pero me queda muy lejos de casa.
Así que para cortar mi dependencia del delivery y poder comerlos a piacere, estoy buscando un libro que me indique bien la técnica.
-Y por último, desde siempre he querido trabajar en algo que me llene de satisfacciones.
4 cosas que no saben de mí:
-Hace más de dos años que no me corto el pelo. Ni las puntas. (Sí, es inconfesable)
Nunca he estado tanto tiempo sin cortarlo, ya que en algún momento las puntas se ponen feas, pero esta vez no se que pasó. Debe haberme cortado muy bien la última vez porque todavía están bastante impecables. Igual tengo que ir (todos los días me lo repito) porque lo tengo demasiado largo. El corte es rebajado, pero las puntas mas largas me llegan prácticamente a la cintura.
-La única mascota que tuve en mi vida fue un conejo.
Le habíamos armado una especie de corral en el fondo del patio, donde yo vivía cuando era chica. Igual el conejo cavaba túneles por debajo de la tierra y se comía las raíces de las plantas y rosales de mi mamá. Cuando era chiquito era divino, pero después de un tiempo se puso gordo y osco y no se dejaba alzar. De hecho a mi prima le dejó un rasguñón en la mano una vez que lo intentó. Un primor bah!
-Seguramente tiene estrecha relación con la de arriba (o mejor con la falta de una mascota amigable). Y es que de chica les tenía mucho miedo a los perros.
-El viernes pasado, estuve buscando libros en una tienda de libros usados por la que paso siempre. Y encontré una edición usada de la Afrodita de Isabel Allende, la de tapas duras que no se consigue ni nueva ni vieja en ningún lado. Yo leí una prestada que tuve que devolver. Pero me gustaría tener un ejemplar en mi casa. Porque además de los relatos fabulosos, tiene recetas de cocina que están buenas para consultar.
El tema fue que en la primera página de ese libro que hallé, había una dedicatoria que rezaba: “para mi amiga Irma...”.
Pensé en taparlo pegándole otra hoja, pero después de darle una y más vueltas (porque sé lo que significa hallar ese libro) me dio cosa y lo dejé.
Ahh! Y a vos Irma quien quieras que seas: A menos que te hayas peleado a muerte con tu amiga, sos incalificable! Acaso no sabes que de los libros dedicados uno no se desprende?
4 canciones que no se me van de la cabeza:
-Follow you-follow me. Génesis
-Bring on the night. Police
-Stompin´at the Savoy. Ella Fitzgerald.
-First of the gang to die. Morrisey
El embarazo sigue muy bién. El jueves pasado me hice la primera eco y es un embrión que esta perfectamente alojado.
Sintomas: de momento ninguno...veremos que pasa más adelante!
Y hoy se me dió por hacer este Memé. Así que voy a seguir las siguientes consignas:
1. Nombrar al que me nominó: Carmi del blog: "Por los caminos azules" ( no es que me nominó especialmente, pero dejó abierta la posibilidad de hacerlo a los que la visitan, y yo me sentí tentada de hacerlo)
2. Nominar a cuatro: Nomino a:
Lola del blog: "A la que te criaste".
Chipi del blog: "El sitio de moda".
Any del blog: "Remando en San Ignacio".
Solpel del blog: "De la infertilidad y otros demonios".
(Estas parecen ser las exigencias del juego, pero nomino también a cualquiera que como yo se sienta tentado de hacerlo)
3. Hacérselo saber a ellos.
4. Contestar a las siguientes cuestiones:
4 cosas que lleves en el bolso:
-Mi teléfono celular.
-La billetera.
-Un pase de subte que aún le quede un viaje.
-Un ticket viejo del super, o en su defecto alguna publicidad gráfica que me dan en la calle, que guardo en el bolso para tirar en otro momento. Ya que no siempre encuentro rápidamente un tacho a mano mientras voy caminando.
4 cosas que hay en mi habitación:
-Dos mesas de luz que en lugar de cajones tienen estantes con libros. Aunque el que estoy leyendo actualmente lo dejo en la cocina, porque de noche no leo. Me duermo.
-La tele, contrariamente a la opinión de muchos que dicen que la tele no debería estar en la habitación porque vulnera lo “sacro” de ese espacio. Pero que placer es dormirse haciendo un poco de zapping...!
(Pero será por poco tiempo más, ya que cuando llegue el bebé la tele será desalojada de la habitación para dar lugar al moisés, y porque obviamente la habitación tendrá que convertirse en el lugar más apacible de la casa)
-Un botinero bastante feo que era de mi abuela y no sé porque me lo traje.
-Una pila, -no muy alta por ahora-, de películas (DVD) de una colección que acabamos de empezar con RAT, y que se están amontonando sobre la cómoda hasta tanto le destinemos otro lugar.
4 cosas que me gustan ahora mismo:
-Reunirme con amigos a disfrutar de una rica comida y rica bebida. (Lástima que por un tiempo largo tendré que prescindir de los alcoholes) Bue!
-Encontrarme bagatelas. O mejor dicho con esas compras de oportunidad en las que la relación originalidad-precio-calidad está tan equilibrada que me parece una genialidad adquirirla.
-Me gusta planificar las vacaciones. Me paso horas (ya que tengo tiempo) buscando información en la red de donde ir, que hacer en tal lugar, donde comer. Busco referencias de otra gente, en fín.
Me agrada ir a un lugar y tener sobre él, al menos una data certera sobre que visitar en el lugar, o mejor dicho, que no se puede (bajo ningún concepto) dejar de hacer o visitar en el lugar de destino.
-Ahora particularmente, me gusta pensar que para fin de año voy a estar algo “panzona” ya.
¿Cuantos brindis de fin de año nos encontró a RAT y a mí deseando este momento? -Ya ni sé!
(También me agrada la perspectiva de que al ponerme la malla este verano, quede perfectamente justificada toda redondez!)
4 cosas que siempre he querido hacer:
A la palabra siempre le voy dar algo de flexibilidad en este caso, ya que hay cosas que he querido hacer desde que me acuerdo, y otras que son mas recientes, pero constantes por algún tiempo.
-Siempre he querido viajar al viejo continente. Pero de esos viajes importantes, suficientemente largo para conocer varios países y ciudades. Ya que cuesta tanto cruzar el charco, que no da ir por una semana a Madrid, o París y pegar la vuelta. (Igual es mejor que nada! Ya lo seeé!)
-Hace muchos años que vivo en departamento, y desde hace rato que me gustaría tener patio para poder plantar flores y hierbas aromáticas.
No es que me guste particularmente la jardinería, a gatas apenas riego las plantas de los balcones. Pero se me hace que si tuviera un patio, se despertarían mis dotes de horticultora.
-Quiero aprender a hacer sushi.
La verdad es que me gusta y las opciones que tengo son: pedirlo a una casa de comidas japonesa cercana, que es muy bueno para darse un gusto cada tanto, pero es todo un presupuesto si se pide mas seguido.
O también puedo ir a comprar los rollitos enteros que venden en los mercados del barrio chino, mucho más baratos, que son muy buenos y frescos también. Pero me queda muy lejos de casa.
Así que para cortar mi dependencia del delivery y poder comerlos a piacere, estoy buscando un libro que me indique bien la técnica.
-Y por último, desde siempre he querido trabajar en algo que me llene de satisfacciones.
4 cosas que no saben de mí:
-Hace más de dos años que no me corto el pelo. Ni las puntas. (Sí, es inconfesable)
Nunca he estado tanto tiempo sin cortarlo, ya que en algún momento las puntas se ponen feas, pero esta vez no se que pasó. Debe haberme cortado muy bien la última vez porque todavía están bastante impecables. Igual tengo que ir (todos los días me lo repito) porque lo tengo demasiado largo. El corte es rebajado, pero las puntas mas largas me llegan prácticamente a la cintura.
-La única mascota que tuve en mi vida fue un conejo.
Le habíamos armado una especie de corral en el fondo del patio, donde yo vivía cuando era chica. Igual el conejo cavaba túneles por debajo de la tierra y se comía las raíces de las plantas y rosales de mi mamá. Cuando era chiquito era divino, pero después de un tiempo se puso gordo y osco y no se dejaba alzar. De hecho a mi prima le dejó un rasguñón en la mano una vez que lo intentó. Un primor bah!
-Seguramente tiene estrecha relación con la de arriba (o mejor con la falta de una mascota amigable). Y es que de chica les tenía mucho miedo a los perros.
-El viernes pasado, estuve buscando libros en una tienda de libros usados por la que paso siempre. Y encontré una edición usada de la Afrodita de Isabel Allende, la de tapas duras que no se consigue ni nueva ni vieja en ningún lado. Yo leí una prestada que tuve que devolver. Pero me gustaría tener un ejemplar en mi casa. Porque además de los relatos fabulosos, tiene recetas de cocina que están buenas para consultar.
El tema fue que en la primera página de ese libro que hallé, había una dedicatoria que rezaba: “para mi amiga Irma...”.
Pensé en taparlo pegándole otra hoja, pero después de darle una y más vueltas (porque sé lo que significa hallar ese libro) me dio cosa y lo dejé.
Ahh! Y a vos Irma quien quieras que seas: A menos que te hayas peleado a muerte con tu amiga, sos incalificable! Acaso no sabes que de los libros dedicados uno no se desprende?
4 canciones que no se me van de la cabeza:
-Follow you-follow me. Génesis
-Bring on the night. Police
-Stompin´at the Savoy. Ella Fitzgerald.
-First of the gang to die. Morrisey