Porque yo tenía un placard que parecía no tener fondo. El mismo albergaba un universo de cosas variadas y algunas hasta olvidadas. Grande fue su fama y a mucha gente su capacidad impresionó, que a menudo sobre un objeto o prenda preguntaban: ¿Acaso lo sacaste del fondo de tu placard?
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jueves, 14 de julio de 2011
Relato de Jueves Literario: Un Lugar en el Mundo
RECUERDOS DE PROVINCIA
Me viene bien este ejercicio para ir apuntalando la memoria, y así poner en conserva algunos recuerdos, en páginas que el espacio de los jueves me concede.
La ciudad de Córdoba fue mi hogar durante 8 años, allí estudié la carrera que hoy es mi profesión. Mi enfoque de la ciudad es íntimo y desde luego viene ligado a mis vivencias.
Córdoba es una ciudad que cuenta con un importante y rico patrimonio histórico colonial, constituido por varios edificios, entre ellos la Universidad Nacional, antiquísima, -la primera del país-, y de altísimo prestigio fundada por la orden Jesuita en 1613, y que convoca anualmente a estudiantes de todo el país.
Esta última circunstancia es la que le da a la ciudad una fisonomía especial y por la cual se le ha dado en llamar “la docta”, y que la distingue de las otras ciudades que también cuentan con casas de altos estudios.
Si bien en Buenos Aires hay concurrencia masiva de estudiantes del interior, la presencia de éstos es difusa, y se pierde dentro del entramado urbano. Pero en Córdoba, esa convocatoria masiva de estudiantes de las regiones mas diversas del país se encuentra manifiesta, individualizada y palpable. Marca el pulso de la ciudad, por su concentración en barrios que desde hace años a esta parte, han devenido en casi exclusivos para estudiantes.
Unos modernos, otros tradicionales, de casas bajas con zaguán, como el viejo barrio del Hospital de Clínicas.
Poblado de casas de pensión, como las que alguna vez alojaron a mi padre y a mi abuelo que allí estudiaron, y del que todavía se cuentan las anécdotas de cuando se cerraban las calles, y los estudiantes sacaban afuera mesas, sillas y vituallas para festejar en época de carnaval.
Viéndolo hoy, no queda lugar a dudas de que el barrio ha visto épocas mejores, y las historias de ese pasado glorioso, de grupos de estudiantes que se alzaron por la reforma universitaria, -de la que fue cuna la ciudad con destino a todo el país-, seguirán haciéndose eco entre las nuevas generaciones, en tanto siga alineada la voluntad de la ciudad, con la preservación de los valores universitarios de los que se precia y son su mayor orgullo.
El centro, que fue sede de mi hogar durante los años que viví en Córdoba, mantiene intacto su encanto.
Solía mofarme de que en todos esos años, rara vez, -mas bien contadas con los dedos de una mano-, fueron las veces que tuve que tomar un bus para trasladarme a algún lugar dentro de la ciudad.
Mis itinerarios dentro de la ciudad fueron siempre de caminante. Por calles empedradas y entre edificios vetustos de corte colonial me dirigía a la facultad, hacía mis compras y paseos.
De hecho la facultad donde cursé mis estudios se encuentra comprendida dentro de la llamada “manzana jesuítica”, recientemente declarada patrimonio cultural de la humanidad.
Por las noches, especialmente en verano, desde la calle peatonal por la que se accede a los viejos edificios, y también desde las calles aledañas, todas cercadas por enormes conventos e iglesias de campanas repiqueteantes, llegan con el aire vespertino, sones de guitarras. Ese centro histórico y renovado, que se despereza de una larga siesta calurosa, cobra vida mientras los aromas de la cocina regional gritan su presencia.
Y de a poco se van animando las peñas cercanas, de cantores que hacen gala de sus canciones folckloricas nativas, y de los concurrentes que con empanada jugosa en mano, y un vaso de vino en la otra, ¡se las ven en figuritas cuando de ubicación en mesa disponible se trata!
Mas lugares en el mundo en lo de los reporteros: http://thedailyplanetbloggers.blogspot.com/
La foto es gentileza de mis amigos Juan y Elisa.
Hace bstante que no pso por Córdoba, pero la recuerdo como ladescribes, auqnue desde la perspectiva de una turist, ya que no la he vivido tan íntimamente como vos.
ResponderEliminarGacias por esta manera decompartir tus recuerdos.
Abrazos!
Unos bonitos recuerdos de una ciudad vivida desde dentro. Preciosas calles descritas por ti para que podamos pasearlas nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una visita preciosa, desde la óptica de los recuerdos vividos...
ResponderEliminarNos has llevado magistralmente por sus calles empedradas y hemos visto esos edificios, oído ls campanas y visto a estos estudiantes.
Aunque aqui en España tenemos nuestra Córdoba, en Andalucía, que huele a embrujo y jazmin, y nos recuerda a noches de califas y otras civilizaciones que la vivieron y nos dejaron sus magníficas obras, tus palabras me recuerdan a nuestra también Ciudad de Salamanca con sus fachadas, voces de jóvenes estudiantes de todo el mundo llenando sus calles estrechas y empedradas que confluyen a la plaza Mayor, la más bella plaza porticada de España.
El conocimiento de tus reuerdos, hacen nacer los míos. Gracias.
Un besito, querida amiga.
Tu relato es deliciosamente descriptivo, lo suficiente para que cuando vaya a Córdoba no deje de visitar esa manzana jesuítica.
ResponderEliminarPor otra parte, pienso que el aderezo interesante y entrañable es el acontecer de la vida de estudiante en un lugar lejos de casa, como también me sucedió a mi, y todo lo que ello significa de descubrimiento y de etapa fermental.
Un fuerte abrazo estudiantil con bello encanto cordobés!!!
Las ciudades que alojan universidades reflejan claramente su excelenia con su arquitectura.
ResponderEliminarA mí me sorprendió Alcalá de Henares, por la belleza de factura de su catedral.
Qué edificio más bonito! me dije. Algo inusual. Pues aunque aprecio la belleza no suelo proclamarlo de manera tan alborozada.
Tésalo
Hola :
ResponderEliminarMe llamo Jimena San Martín soy administradora de un sitio web. Tengo que decir que me ha gustado su página y le felicito por hacer un buen trabajo. Por ello me encantaria contar con tu sitio en mi directorio, consiguiendo que mis visitantes entren tambien en su web.
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Jimena San Martín
Nunca viví en Córdoba pero he ido muchas veces. Me gusta mucho la ciudad que tiene una onda (ediliciamente hablando) muy parecida a Baires. Y siempre me llamó la atención la cantidad de iglesias y lo mucho que se sigue escuchando y tocando folklore, mucho mas que en mi ciudad.
ResponderEliminarNo sé si me quedaría alli para siempre, pero les envidio lo cerca que tienen las pequeñas localidades serranas para rajarse el finde, eso si.
Un beso
Hola, Ceci.
ResponderEliminarHa sido un verdadero placer pasear con tus letras por esa bella ciudad de Córdoba. Imagino la de recuerdos imborrables que guardas en tu alma de esos años vividos allí. Magnifica la descripción que nos haces de ella.
Un abrazo.
Maat
MI querida Ceci, me ha encantado saber de la ciudad que compartimos de nombre, aunque veo que es muy diferente ala que yo habito por lo que cuentas. He podido conocrela a traves de tu excelente relato.
ResponderEliminarUn besazo
Disfrutamos de un paseo por esa Cordoba de allá, gracias a tus recuerdos y a la preciosa manera que tienes de contarlos.
ResponderEliminarUn beso
Yo le tengo un cariño especial a córdoba porque la recuerdo de mis vacaciones de invierno infantiles, así que no sé si puedo ser objetiva, pero me gusta confirmar mi impresión que la cantidad de iglesias por habitantes es superior a la madia.
ResponderEliminarLa madre de una amiga; cordobesas ambas, definía a la ciudad de Córdoba como "una ciudad con alma de pueblo", a mí me encantó la definición, no sólo por lo certera sino porque es como tener lo mejor de ambos mundos.
Besos!
Gracias a todos por pasar, y por compartir este recuerdo, que tampoco ha quedado en el pasado, porque de tanto en tanto (cada vez menos) me doy una vueltita.
ResponderEliminarEs cierto lo que dice Any, la cercania de la ciudad con cualquier localidad o rinconcito serrano, para ir al rio, refrescarse en el verano desenchufarse, o ir a comerse un asadito en cualquier asador a la vera de un rio (que los hay a patadas) es envidiable. De hecho es una de las cosas que mas me costó perder cuando me vine a Bs. As., tuve que acostumbrarme a que el verde no está tan cerca, y que a diferencia del interior, aca hay que pagar por todo, por cualquier intento de recreación.
Un cariño a cada uno
Bonita foto!!
ResponderEliminargracias!!
Me ha gustado conocer la Córdoba argentina. Cuentas y la comparo con nuestra Salamanca, pero con un encanto diferente y especial.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por compartir esos recuerdos, con esa descripción que me permite conocer esa Córdoba, maravillosa como la de María José y Pepe.
Besos Ceci, me encantó.
A través de este teclado, amartillado por un Salmantino criado en Córdoba, agradecerte la oportunidad de conocer esos retazos de la ciudad que evocas.
ResponderEliminarMe ha resultado muy emotivo la coincidencia del nombre, forma de vida y ambiente que relatas, con mis ciudades de referencia.
un beso