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jueves, 17 de noviembre de 2011

Relato de Jueves Literario: El grito de los excluidos

La convocatoria de esta semana la lidera Gastón en su espacio: http://gastondavale.blogspot.com/, allí se escuchan otros gritos.


EXCLUIDA

Una vez fui desalojada de tu alma.
Si tuviera que apuntar materialmente el hito, como una muesca que se hace en el almanaque: diría que fue un atardecer; en el momento justo en que los últimos rayos de luz se metían debajo de la línea del horizonte, atrás de los edificios lejanos.
No hubo signo exterior que lo delatara...¡bueno!, tal vez una sombra cruzó fugazmente por tu mirada, pero de eso solo pudo haberse percatado un observador avezado.
Casi nada fue el comienzo del fin. Apenas un globo que se soltó, sonando a hueco el despegue por el roce del hule inflado, y se elevó hasta las nubes.
Así un pronombre posesivo se evaporó, sin estridencias, junto a los últimos vestigios de un día que moría.
Luego, siguió el desguase de un amor. Un viento gélido entró en tu mente y barrió mis sueños que por un rato también fueron tuyos.
Me desterraste de tus planes y me extirpaste de tu futuro con precisión de cirujano.
Drenaste tu sistema de todos mis aromas, me excluiste de tus sabanas y de tus álbumes de fotos; y a un tiempo el destrato: me cambiaste la combinación de la cerradura de tu corazón...estando yo del lado de afuera, ¡naturalmente!
Por último: se fue tu cortesía, y se llevó con ella los recuerdos, grandes y pequeños, de lo que alguna vez fue, y luego no más.

martes, 15 de noviembre de 2011

Hierros

Puente Transbordador Nicolás Avellaneda, La Boca, Buenos Aires


Hilos de hierro no aptos para rueca: ¿cómo voy a deshilvanar las duras hebras de tu enredada urdimbre?
A golpe de martillo, ¡grave estruendo ha de ser!
Sopla cálido viento el fuelle curtido del viejo bandoneón.
Se guarda el cielo los chirridos agónicos del noble metal, a cambio: promete aliviar los sollozos con resplandeciente sol.
Desde abajo, el río le disputa correosas virutas.
Negras lágrimas, estrellas anisadas...y por las noches: ¡se siente un igual!