AMAZONAS, UN SUEÑO EN APUROS
El joven cazador Awa es capturado para siempre en la
fotografía para la que jamás posó.
Se lo ve ocupado en su misión, el paso
rápido congelado, el brazo tenso sujetando las lanzas, el músculo del hombro
subrayado, manchado con la sangre de la corzuela que lleva sujeta a la espalda.
La mirada en el camino, delante de sus pasos.
No se le ven los pies, parece que los tuviera sumergidos
en aguas veteadas de hojas verdes y flores amarillas que componen un cuadro de
colores pixelados que lo rodean, que denotan movimiento y el instante fugaz de
la captura. Sin embargo, él está en foco, y con él un perro flaco que le sigue
el tranco
A los Awa, casi los últimos nómades que viven en lo más
impenetrable de los bosques lluviosos de la Amazonía, las manecillas del reloj de los tiempos
les marcan el ritmo acelerado del cambio. La civilización montada en camiones
madereros y el progreso a bordo de trenes infinitos les corren la frontera de lo
conocido.
De un sacudón el planeta se ha metido a este grupo humano acostumbrado a
huir, bajo la alfombra de musgo en el interior del pecho respirante. En el más profundo refugio de árboles con
vida, en la espesura confusa de color verde y marrón, los hombres aún
cazan con arco y flechas de punta de bambú endurecida, viven de la miel
silvestre, de los frutos de babasu y de las fuentes de agua, y los ancestros son invocados para protección de este, su hogar.
Se dice que con cada forma de vida única que se pierde la
humanidad se empobrece. Entonces, por nuestra riqueza, que vivan, sin testigos…
PD: la foto es de una nota de National Geografic, "las últimas tribus del Amazonas", del 22 de agosto de 2019
Excelente! impecable y descriptiva manera de mostrar el peligro al que la civilización expone a esta gente que ha vivido en armonía -hasta ahora- con la naturaleza. Su futuro y el nuestro pende de un delgado hilo.
ResponderEliminarUn abrazo
Que lindo tu relato y que historia tan bonita me encanto leerla ..
ResponderEliminarEspero que el futuro sea más alentador y alguien allá donde esté se le encienda una luz de claridad para poner fin a estos desastres .
Un fuerte abrazo .
Bello texto, incluso poético en su propia tragedia y en ese triste futuro, casi inevitable.
ResponderEliminarUn placer leerte, Mamaceci.
Abrazos, y feliz finde.
Es un relato que hace meditar. No puedo entender cómo lleva tantos días sin controlar La Amazonia...intereses mezquinos y carencia de escrúpulos y como aliado: el dinero, òdría estar detrás de todo.
ResponderEliminarEs un relato de mucho nivel y a la vez ameno, me gusta.
Enhorabuena, preciosa.
Besos.
Excelente relato que nos plantea el debate sobre si esas pequeñas tribus que aún no han sido contactadas por la “civilización” deben continuar así. Si hacemos caso a la última frase de tu relato, que me parece preciosa, yo creo que sí, pero habrá opiniones para todos los gustos.
ResponderEliminarPerfecta la descripción del cazador de la tribu Awa.
Un placer leerte y participar en tu convocatoria.
Un beso
Nos atrapas con la primera frase, haces que nos detengamos en la imagen, que imaginemos, que meditemos, que nos planteemos que estamos haciendo, que estamos destruyendo... El Eden existe, pero ¿por cuanto tiempo más?.
ResponderEliminarUn abrazo enorme Ceci.
Ceci querida: IMPECABLE!!!! EXCELENTE!!! no me hace falta decir más después de haber sido yo la capturada por tus leetras.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Una visión de la fotografía cargada de razón y sensibilidad. Esperemos que tribus como esta puedan salir adelante y mejorar sus condiciones de vida.
ResponderEliminarUn abrazo.