Tengo una vecina que a determinadas horas del día es un fastidio! Expone su vida y habla que parece tener un megáfono en lugar de boca, por el vozarrón que emite!
Pero antes, para tener la situación más grafica, tengo que empezar por comentar como es la disposición de nuestros respectivos hogares.
Resulta, como lo dije en otro post, que vivo en un departamento antiguo, de esos con techos altos, problemas ocasionales de cañerías, espacios generosos, etc, etc.
El balcón del living da al frente, -a una calle muy tranquila por suerte-, mientras que al contrafrente, la habitación, baño y cocina, ventilan a una balcón-galería, angosto y largo, que mira a un patio interno.
Al igual que mi departamento, otras galerías rodean este espacio, encerrándolo hasta la altura de dos pisos, en un abrazo de semicírculo.
El patio que también es largo y angosto, está al cuidado de las porteras, quienes lo mantienen muy prolijo y religiosamente regado. Repleto de plantas con flores, algunos árboles y macetas agrupadas en los rincones, convoca a unos cuantos pájaros en las mañanas soleadas, y a los gatos del vecindario por las noches.
Las galerías, -de las que también penden plantas y hasta peligrosamente algunas ramas que desafían la altura-, se enfrentan unas con otras a una distancia demasiado cercana para mi gusto.
Este encajonamiento contribuye a que el jardín en sombras, brinde una agradable sensación de verde frescura en verano. Pero también contribuye a que ese espacio tenga una acústica especial. De manera tal que cualquier palabra subida de tono o suspiro exhalado con fuerza, se cuela por las ventanas que permanecen discretamente abiertas, para captar un poco de frescura externa.
Mi vecina, -que habita el balcón enfrentado al mío-, es una máquina de generar molestias.
Trabaja en su casa, así que es del plantel permanente del edificio. Parece ser que tiene una actividad extracurricular relacionada con una fundación de perros de la calle, de manera que siempre tiene circulando por su balcón más de una visita ladrante.
Tiene la mesa de la cocina pegada a la ventana, la que permanece abierta de par en par en verano, y entornada hasta la mitad en invierno. Allí come, conversa y ríe con su hermana, se queja, juega y reta a los perros.
Les habla haciendo una voz nasal (como si se tapara la naríz con los dedos) y de a ratos los arenga con unos agudos y estridentes, yuiii! yuiii! A los que le siguen los infaltables ladridos y sus jiii! jiii! (aclaro, no es ja, ja!, sino una risa afectadamente infantil)
Y lo peor de todo, es que elige situarse en el balcón para hablar por telefono. Tiene largas conversaciones de trabajo o con amigos (que estimo, deben ser sordos).
De hecho todo lo que conozco de ella, es porque se lo escuche decir.
No sé si es necedad lo que no le ha permitido percatarse en el tiempo que lleva ahí, -que según mi cuenta es mas de cuatro años-, que esa sensación de intimidad que otorga ese pintoresco “patio napolitano” como lo llama mi marido, es..falsa!
Por encima del apacible jardín, en la soledad de los balcones y detrás de las rendijas de los postigones, hay oídos. Y muchos como los míos, nada sordos e involuntarios.
Supongo que ella verá reforzada esa “sensación de intimidad” en tanto los vecinos estamos retirados de ese espacio. Vale decir, lo usamos, pero no “vivimos” en él.
Ello tiene sus razones. En principio, porque todos a su debido tiempo hemos comprendido que es compartido, y el menos íntimo de todo los espacios del ranking.
Y luego, por el franco avance que esta mujer hizo sobre el mismo, empeñándose en desplegar su vida desde adentro hacia fuera, sin mas límite divisorio que las paredes vecinas.
De momento ahí esta ella. Pensándose sola y mirando la porción de cielo contorneada por los techos del edificio mientras habla por teléfono, invadiéndonos con sus circunstancias.
Del otro lado estoy yo. Rehén en mi propia casa, partícipe forzada de sus asuntos.
Entonces me pregunto: y si fuera cierto lo que nos cuentan las películas? Que tal si cuando me muera no sea mi vida la que vea proyectada, sino la suya?
Porque yo tenía un placard que parecía no tener fondo. El mismo albergaba un universo de cosas variadas y algunas hasta olvidadas. Grande fue su fama y a mucha gente su capacidad impresionó, que a menudo sobre un objeto o prenda preguntaban: ¿Acaso lo sacaste del fondo de tu placard?
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jueves, 25 de febrero de 2010
lunes, 15 de febrero de 2010
La carne me hace feliz!
Como parte de la cruzada que emprendí, -que es de público conocimiento-, hace meses que estoy siguiendo una dieta (ver) estricta, de la cual ya he hablado aunque no en detalle, aconsejada por mi médico chino, de quién también ya hablé en otro post (ver).
Ojo! que quizá la palabra dieta confunda.
No es tanto una dieta en sentido de bajar calorías, sino más bien una “filosofía de consumo” podríamos decir, que requiere cambiar de hábitos alimenticios.
Implica adoptar otras formas de consumir los alimentos, tal como: evitar comer ensaladas de verduras frías o frutas de la heladera, y tomar las bebidas calientes o a temperatura ambiente.
Algunos consumos se relegan lo más posible (notarán que no digo abandonar), tal como: el de harinas blancas refinadas y sus derivados, -ahí van las tortas, pastas, pizzas-.
Se reemplaza el consumo de azúcar refinada por azúcar orgánica o miel, -ahí se fueron los postres, helados, gaseosas-. Y se evitan las grasas animales, -manteca, leche entera, yema de huevo y carnes que no sean magras-.
Se abraza con mayor efusividad consumos tales como: aceites vegetales (de buena calidad), semillas, cereales, pescados de mar profundo, arroz y panes integrales, etc.
Esto que a primera vista parece terrible, la verdad es que no lo es tanto! Con un poco de maña y tiempo podemos salir bien parados del desafío.
Se pueden hacer postres igual de sabrosos con frutas. Reemplazando el azúcar blanco como mencione, el elemento graso por aceite, y haciendo uso solo de las claras de huevos.
O mejor, adquirir los productos en los mercados y negocios, -que hay muchos en la ciudad-, donde se pueden conseguir entre otras cosas, variedad de pastas y panes de harina integral. Galletitas de todo tipo hechas de diferentes harinas, con cereales, semillas, miel o azúcar orgánica. Créanme! Hay muchas y ricas.
Incluso, uno de mis últimos hallazgos fue una especie de “tapas” o “tacos” (para las que no son locales) hechas de harina de arroz, que sirven para hacer empanadas.
Claro que con disciplina y esmero, puede una darse un gustito saliéndose de la dieta, muy de vez en cuando!
Ahora bien, resulta que mi médico chino, además de darme los lineamientos generales de que comidas favorecer y que otras evitar, -en particular para lograr el objetivo de mi pretensión-, siempre me está rescribiendo con letra chica entre renglones y anotaciones marginales, ajustes de esos lineamientos, a mi persona.
Yo, como alumna aplicada me adapto sin réplicas a esos ajustes. Tanto que a diario tomo en ayunas las reglamentarias pastillas de levadura de cerveza. Le agrego la media cucharita de cáscara de huevo molida al vaso de yogurt descremado, (es la forma más aceptable que encontré de pasarla con éxito). Y por último me devano los sesos tratando de encontrar la manera de ingerir las semillas de sésamo negro molido en algún alimento, lo que confieso, no siempre acierto.
El último jueves, éste galeno oriental me dijo que lo que a mi estaría haciendo falta es consumir mas proteínas. Mejorar la calidad de las nutrientes que vienen con la sangre y que fortalecen mis músculos, lo que incidirá en la mejor producción de hormonas, bla, bla, bla.
Con una risa contenida en mi cara, pensé que esas palabras son conceptualmente, -algunas comas más ó menos, diplomas, lecturas varias y años mediante-, las mismas que invocaba mi madre, impulsada por mis tías, aconsejada por mis abuelas, para entrarme en la boca con una cucharada de sopa de hígado, de espinacas disfrazadas y los mil y un truco-bocados para “abrirme” el apetito
Resulta después de todo que este viejo pero agiornado concepto me persiguió hasta el presente, no importa cuantas vueltas de hojas le haya dado a este libro. Finalmente me encontré con una página conocida.
Esa!, la maldición de aquellos que les sobra humanidad, colesterol y ácido úrico. En mi casa no necesita presentación!
Conozco bien a esa vieja aliada de los frioleros y los de contextura delgada, -que sin arrogancia ni hacerme reproche alguno-, me estiró su mano.
Y yo, ni bien termine de aceptar que a la luz de lámparas halógenas y confundidas en ruido cosmopolita, las viejas carencias semejan nuevas. Sin fingir humildad, se la voy a tomar!
Comer carne roja, reina de las proteínas! Tres a cuatro veces por semana.
-Y comé en cantidad! –dijo-
Hace cuatro escasos días que estoy transitando por un raid de asados. De cordero, de colita de cuadril, y hoy me esperan unas costillitas de cerdo. Es extraño, pero la proyección me produce una cosquillita en el estomago!
Después de pasarme meses restringiendo mi consumo de carne, al cual me creí perfectamente adaptada, encuentro para mi sorpresa que la perspectiva de comerla a placer me hace potencialmente feliz!!??
No es que mi vida vaya a cambiar sustancialmente, pero esa habilitación carnística y cuantitativa, - mas mental que material-, concluyo que me augura desahogo y placer.
PD: Tanto luchar para que comiera un bocado mas de milanesa! Cómo se agarrarían de los pelos unos que sé si leyeran el presente!
Ojo! que quizá la palabra dieta confunda.
No es tanto una dieta en sentido de bajar calorías, sino más bien una “filosofía de consumo” podríamos decir, que requiere cambiar de hábitos alimenticios.
Implica adoptar otras formas de consumir los alimentos, tal como: evitar comer ensaladas de verduras frías o frutas de la heladera, y tomar las bebidas calientes o a temperatura ambiente.
Algunos consumos se relegan lo más posible (notarán que no digo abandonar), tal como: el de harinas blancas refinadas y sus derivados, -ahí van las tortas, pastas, pizzas-.
Se reemplaza el consumo de azúcar refinada por azúcar orgánica o miel, -ahí se fueron los postres, helados, gaseosas-. Y se evitan las grasas animales, -manteca, leche entera, yema de huevo y carnes que no sean magras-.
Se abraza con mayor efusividad consumos tales como: aceites vegetales (de buena calidad), semillas, cereales, pescados de mar profundo, arroz y panes integrales, etc.
Esto que a primera vista parece terrible, la verdad es que no lo es tanto! Con un poco de maña y tiempo podemos salir bien parados del desafío.
Se pueden hacer postres igual de sabrosos con frutas. Reemplazando el azúcar blanco como mencione, el elemento graso por aceite, y haciendo uso solo de las claras de huevos.
O mejor, adquirir los productos en los mercados y negocios, -que hay muchos en la ciudad-, donde se pueden conseguir entre otras cosas, variedad de pastas y panes de harina integral. Galletitas de todo tipo hechas de diferentes harinas, con cereales, semillas, miel o azúcar orgánica. Créanme! Hay muchas y ricas.
Incluso, uno de mis últimos hallazgos fue una especie de “tapas” o “tacos” (para las que no son locales) hechas de harina de arroz, que sirven para hacer empanadas.
Claro que con disciplina y esmero, puede una darse un gustito saliéndose de la dieta, muy de vez en cuando!
Ahora bien, resulta que mi médico chino, además de darme los lineamientos generales de que comidas favorecer y que otras evitar, -en particular para lograr el objetivo de mi pretensión-, siempre me está rescribiendo con letra chica entre renglones y anotaciones marginales, ajustes de esos lineamientos, a mi persona.
Yo, como alumna aplicada me adapto sin réplicas a esos ajustes. Tanto que a diario tomo en ayunas las reglamentarias pastillas de levadura de cerveza. Le agrego la media cucharita de cáscara de huevo molida al vaso de yogurt descremado, (es la forma más aceptable que encontré de pasarla con éxito). Y por último me devano los sesos tratando de encontrar la manera de ingerir las semillas de sésamo negro molido en algún alimento, lo que confieso, no siempre acierto.
El último jueves, éste galeno oriental me dijo que lo que a mi estaría haciendo falta es consumir mas proteínas. Mejorar la calidad de las nutrientes que vienen con la sangre y que fortalecen mis músculos, lo que incidirá en la mejor producción de hormonas, bla, bla, bla.
Con una risa contenida en mi cara, pensé que esas palabras son conceptualmente, -algunas comas más ó menos, diplomas, lecturas varias y años mediante-, las mismas que invocaba mi madre, impulsada por mis tías, aconsejada por mis abuelas, para entrarme en la boca con una cucharada de sopa de hígado, de espinacas disfrazadas y los mil y un truco-bocados para “abrirme” el apetito
Resulta después de todo que este viejo pero agiornado concepto me persiguió hasta el presente, no importa cuantas vueltas de hojas le haya dado a este libro. Finalmente me encontré con una página conocida.
Esa!, la maldición de aquellos que les sobra humanidad, colesterol y ácido úrico. En mi casa no necesita presentación!
Conozco bien a esa vieja aliada de los frioleros y los de contextura delgada, -que sin arrogancia ni hacerme reproche alguno-, me estiró su mano.
Y yo, ni bien termine de aceptar que a la luz de lámparas halógenas y confundidas en ruido cosmopolita, las viejas carencias semejan nuevas. Sin fingir humildad, se la voy a tomar!
Comer carne roja, reina de las proteínas! Tres a cuatro veces por semana.
-Y comé en cantidad! –dijo-
Hace cuatro escasos días que estoy transitando por un raid de asados. De cordero, de colita de cuadril, y hoy me esperan unas costillitas de cerdo. Es extraño, pero la proyección me produce una cosquillita en el estomago!
Después de pasarme meses restringiendo mi consumo de carne, al cual me creí perfectamente adaptada, encuentro para mi sorpresa que la perspectiva de comerla a placer me hace potencialmente feliz!!??
No es que mi vida vaya a cambiar sustancialmente, pero esa habilitación carnística y cuantitativa, - mas mental que material-, concluyo que me augura desahogo y placer.
PD: Tanto luchar para que comiera un bocado mas de milanesa! Cómo se agarrarían de los pelos unos que sé si leyeran el presente!
viernes, 5 de febrero de 2010
Cuando el sueño tiene cara
Con mi dedo inquieto posado sobre el mouse, hace días que estoy tragando información de todo tipo relacionada a la adopción internacional y vernácula.
Sin ánimo de parecer tratadista, surgen dos premisas que permanecen inalterables, y con trazo grueso podríamos sintetizarlas de la siguiente manera:
La internacional se desarrolla en plazos considerablemente más cortos.
A primera vista, los países de origen de los “adoptables” muestran una real voluntad de estado, en dar solución en tiempo oportuno al problema de la orfandad. Ello se aprecia entre otros, en el irrestricto acceso de los ciudadanos del mundo, la uniformidad de trámites, su celeridad, y la aceptación sobre criterios comunes de la documentación necesaria. La colaboración de los organismos internacionales y disposición de funcionarios que superan barreras idiomáticas, de distancia y logísticas.
Claro, los costos para la gente de estas latitudes son altos, y es una cuestión no menor a considerar.
Por su parte la adopción dentro del país, -y en esto no voy a manifestar nada que no sepamos ya-, necesita urgente que la voluntad del estado asistencialista diga presente.
Es sabido que los tiempos de la justicia son “lentos”, y lamentablemente en este terreno no se da la excepción. Si bien aplaudimos que prevalezca el “interés del menor”, los adoptantes permanecen inaceptablemente desamparados por demasiado tiempo, hasta que una sentencia que se tarda, pone la certeza en negro sobre blanco.
Resulta para más, que el tráfico ilegal de niños está haciendo de las suyas en determinadas zonas de nuestro país, y le ha asestado un golpe mortal al sistema de adopción regular.
Tenemos hoy un sistema legal incapaz de combatirlo en ley propia. No ha sabido adecuarse con pautas de aplicación eficaz, prontas y que resuelvan las situaciones de abandono, desnutrición etc, con la urgencia que ameritan.
Ni siquiera la última reforma de la ley ha sido eficaz al respecto de desalentar estas prácticas. Mas bien, -al decir de los expertos-, ha creado una verdadera trampa de tiempos y trámites para los menores, que en nada se compadecen con las necesidades de sus jóvenes vidas.
Como es natural, la institución es atentada desde adentro. La excesiva burocracia, la desidia, la falta de personal especializado, la falta de recursos, de idoneidad, los abusos de poder, la falta de criterio y de uniformidad de reglas, constituyen un pesado lastre del que no ha podido desprenderse para dar pelea mas liviana, y en situación pareja contra un mercado negro, -que por definición es acomodaticio-, y en contraste se mueve con rapidez, tomando todas la ventajas y espacios que el sistema legal no puede abarcar.
Con todo, no descreo de nuestro sistema, creo que es bueno en esencia, pero necesita de todos los ajustes y vueltas de tuerca, para que no se vuelva letra muerta.
Aclaro que no es mi intención polemizar, sé que atras de algunos Juzgados hay personas honrosas y realmente dedicadas.
También quiero manifestarles a aquellas familias que están en lista de espera, que cuentan con el mayor de mis respetos y admiración!
Ahora, una circunstancia que es notoria, y que tiene que ver con el título del post, es que a diferencia del sistema vernáculo, donde por razones de reserva, no se revelan identidades, ni se permite la exhibición de fotografías, en las distintas páginas foráneas de libre acceso para los navegantes de internet, se pueden ver claramente fotografías.
Aparecen los distintos orfanatos, sus instalaciones, niños de todas las edades que esperan ser adoptados, incluso videos que los muestran en primera plana, con leyendas alusivas que indican sus edades y hasta sus nombres.
Es en esos momentos de inocente vistazo, que para algunos se pondrá en marcha un mecanismo elementalmente humano. El de darle forma y nominación a los sueños!
Ni siquiera el poeta enamorado del amor podrá resistir mas tiempo cantando a la impersonal luna, si antes no lo golpea un nombre, -siquiera una sombra de la que se adivine un contorno-, y se haga dueño de sus versos.
Es que a pesar de tanto pensamiento abstracto, los humanos que materia somos, de abstracto tenemos poco.
Bastará ver un par de ojos, una manito haciendo un saludo al aire o una boca llena de muecas. Y llegada la hora de soñar, solo los más fuertes evitarán que el pensamiento adquiera formas, y se pose sobre ese par de ojos, o tome un nombre de letras determinadas.
Si bien sé que todavía tengo alternativas que explorar en materia médica, lo cierto es que se apoderó de mí una rara y clara conciencia como nunca tuve en mi vida. Que el universo tiene puertas. Y que incluso para alguien como yo, es posible que sobre un par de ojos hoy abriéndose, comience a cerrarse un círculo!
Sin ánimo de parecer tratadista, surgen dos premisas que permanecen inalterables, y con trazo grueso podríamos sintetizarlas de la siguiente manera:
La internacional se desarrolla en plazos considerablemente más cortos.
A primera vista, los países de origen de los “adoptables” muestran una real voluntad de estado, en dar solución en tiempo oportuno al problema de la orfandad. Ello se aprecia entre otros, en el irrestricto acceso de los ciudadanos del mundo, la uniformidad de trámites, su celeridad, y la aceptación sobre criterios comunes de la documentación necesaria. La colaboración de los organismos internacionales y disposición de funcionarios que superan barreras idiomáticas, de distancia y logísticas.
Claro, los costos para la gente de estas latitudes son altos, y es una cuestión no menor a considerar.
Por su parte la adopción dentro del país, -y en esto no voy a manifestar nada que no sepamos ya-, necesita urgente que la voluntad del estado asistencialista diga presente.
Es sabido que los tiempos de la justicia son “lentos”, y lamentablemente en este terreno no se da la excepción. Si bien aplaudimos que prevalezca el “interés del menor”, los adoptantes permanecen inaceptablemente desamparados por demasiado tiempo, hasta que una sentencia que se tarda, pone la certeza en negro sobre blanco.
Resulta para más, que el tráfico ilegal de niños está haciendo de las suyas en determinadas zonas de nuestro país, y le ha asestado un golpe mortal al sistema de adopción regular.
Tenemos hoy un sistema legal incapaz de combatirlo en ley propia. No ha sabido adecuarse con pautas de aplicación eficaz, prontas y que resuelvan las situaciones de abandono, desnutrición etc, con la urgencia que ameritan.
Ni siquiera la última reforma de la ley ha sido eficaz al respecto de desalentar estas prácticas. Mas bien, -al decir de los expertos-, ha creado una verdadera trampa de tiempos y trámites para los menores, que en nada se compadecen con las necesidades de sus jóvenes vidas.
Como es natural, la institución es atentada desde adentro. La excesiva burocracia, la desidia, la falta de personal especializado, la falta de recursos, de idoneidad, los abusos de poder, la falta de criterio y de uniformidad de reglas, constituyen un pesado lastre del que no ha podido desprenderse para dar pelea mas liviana, y en situación pareja contra un mercado negro, -que por definición es acomodaticio-, y en contraste se mueve con rapidez, tomando todas la ventajas y espacios que el sistema legal no puede abarcar.
Con todo, no descreo de nuestro sistema, creo que es bueno en esencia, pero necesita de todos los ajustes y vueltas de tuerca, para que no se vuelva letra muerta.
Aclaro que no es mi intención polemizar, sé que atras de algunos Juzgados hay personas honrosas y realmente dedicadas.
También quiero manifestarles a aquellas familias que están en lista de espera, que cuentan con el mayor de mis respetos y admiración!
Ahora, una circunstancia que es notoria, y que tiene que ver con el título del post, es que a diferencia del sistema vernáculo, donde por razones de reserva, no se revelan identidades, ni se permite la exhibición de fotografías, en las distintas páginas foráneas de libre acceso para los navegantes de internet, se pueden ver claramente fotografías.
Aparecen los distintos orfanatos, sus instalaciones, niños de todas las edades que esperan ser adoptados, incluso videos que los muestran en primera plana, con leyendas alusivas que indican sus edades y hasta sus nombres.
Es en esos momentos de inocente vistazo, que para algunos se pondrá en marcha un mecanismo elementalmente humano. El de darle forma y nominación a los sueños!
Ni siquiera el poeta enamorado del amor podrá resistir mas tiempo cantando a la impersonal luna, si antes no lo golpea un nombre, -siquiera una sombra de la que se adivine un contorno-, y se haga dueño de sus versos.
Es que a pesar de tanto pensamiento abstracto, los humanos que materia somos, de abstracto tenemos poco.
Bastará ver un par de ojos, una manito haciendo un saludo al aire o una boca llena de muecas. Y llegada la hora de soñar, solo los más fuertes evitarán que el pensamiento adquiera formas, y se pose sobre ese par de ojos, o tome un nombre de letras determinadas.
Si bien sé que todavía tengo alternativas que explorar en materia médica, lo cierto es que se apoderó de mí una rara y clara conciencia como nunca tuve en mi vida. Que el universo tiene puertas. Y que incluso para alguien como yo, es posible que sobre un par de ojos hoy abriéndose, comience a cerrarse un círculo!