lunes, 2 de noviembre de 2009

Pensando en comida

Estoy en la recta final para una nueva FIV, y muy a pesar de la rutina pesaroza que suponen los pinchazos diarios de la medicación, debo admitir que esta es la etapa que me sienta mas cómoda. Me siento positiva, enérgica y "andando". No puedo evitar que este optimismo se cuele en los actos de mi vida diaria. Es así, que cuando entro a mi casa me vienen unas ganas irrefrenables de redecorarla, pasar la tele del dormitorio al living, (cosa que luego pienso mejor y decido dejar para otro momento). Por escasos instantes estoy dispuesta a seguir el envión que me impulsa a vaciar las alacenas de la cocina y reordenar todos mis bártulos y cacharros, -el mismo impulso que tras unos momentos de estancada impavidez (mientras miro y miro las alacenas) dejo pasar, a fin que encuentre ubicación en el lugar de los impulsos perdidos-.
En ese afan, me esmero..."por mantener la intención"..de encontrar la forma de hacer pastas rellenas con harina integral, pastas de diferentes rellenos y tamaños, ravioles, agnolottis, capelletis, sorrentinos etc. Deliciosos integrantes todos ellos del reino de la "harina refinada y las grasas animales", que hemos debido resignar mi querido y yo (no sin gran pena), en pos de alcanzar, -de acuerdo a los términos de la alimentación organica que indica la medicina tradicional china-, nuestro ansiado "estado fértil".
Claro está que con la intención no basta, es ésta una tarea que requiere mas tiempo del tolerable en poner un plato de comida digna (que merezca la aprobación de médicos chinos y maridos) en la mesa.
No pasa una semana sin que me proponga firmemente, -un dia al menos-, comenzar con harina integral y palote en mano, a mezclar y amasar a horario temprano, es decir siete de la tarde mas ó menos como para no terminar cenando a horas imprudentes (nada apropiado para el trabajador medio que madruga cinco dias a la semana), pero hasta el momento eso no ha ocurrido. Siempre hay algo pendiente. Tiempo que no sobra, ingredientes que faltan se interponen entre mi paladar y ese bocado de masa oscura que mi imaginación supone, será un prodigio culinario.
Hoy mismo, llueve y tengo toda una tarde de inclemente clima por delante...Mmm!, voy a revisar en la heladera para ver que relleno puede ser.

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