jueves, 16 de mayo de 2019

Relato de Jueves Literario: "Despiste"

Este Jueves la convocatoria es liderada por Pepe, en su espacio nos propone escribir sobre el despiste. En su casa nos vemos los invitados para leer los relatos




LA LLUVIA, NUBLA

Afuera estaba desapacible. Frío, lluvioso, el comienzo del invierno le había acortado las horas a la tarde.  Era de día cuando Marta entró al consultorio del médico y a la salida, cuando los restos de las meriendas aún yacían sobre las mesas y en las casas se estiraban unos mates tardíos, estaba tan oscuro como si fuera la hora de cena. 
Desde la protección del umbral Marta espero a que pasaran los coches que se deslizaban con cuidado por el asfalto mojado. Cuando las luces de los faros que la encandilaban hicieron una pausa, divisó el gris del auto estacionado en la acera de enfrente y tomando coraje cruzó la calle a paso ligero. En un par de movimientos que parecieron uno abrió la puerta del acompañante y se metió en su interior como una tromba, antes de cerrarla metió de un tirón el largo de su abrigo y arrojó la cartera al asiento trasero mientras resoplaba sacudiéndose de encima la lluvia. 
Hasta allí todo era normal, la atmósfera familiar, la radio encendida, la presencia masculina, muda, que se presentía a su lado sentada al volante, hasta que el intento de colocarse el cinturón demasiado corto para ella le puso un llamado de alarma en el cuerpo. Marta se giró a su izquierda, -¡Ustéd no es mi marido!-le dijo al hombre que a su lado no había dicho palabra aún, pero más se lo dijo a sí misma y comenzó a mirar de un lado y otro incomoda, antes de detener su vista en la ventanilla trasera, en la cara de su esposo, que sentado en el coche de atrás observaba divertido la escena y reía con los ojos y la boca a causa del despiste de su mujer. 
Marta se disculpó rápidamente con el hombre a su lado que no salía de su asombro y que solo atinó a responderle con una sonrisa pasmada, tal vez Marta le había interrumpido la espera de la mujer propia, o un momento de intimidad propicio para escarbarse la nariz, como sea, Marta salió volando del coche y con ella voló un equívoco de letras intrascendentes, pariente lejano de los tropiezos afortunados, de esos que dan pie para un guion de romance

13 comentarios:

Campirela_ dijo...

Amiga ese despiste más de una lo a cometido ajjajajajj..y la verdad la escena es de lo más divertida con cara de espanto el señor y una se queda con la cara azorada jajaj ..Un despiste que sin duda la negrura de aquella tarde no visualizo .
Un gusto leerte de nuevo .abrazos y feliz día.

Mar dijo...

Ese despiste me suena. Una tarde quedé en recoger a mi hija (tenía entonces 11 años). Estacioné el coche justo detrás de otro igualito al mío y tambien había una señora dentro (esperando a alguien, supongo). Llega mi hija a toda velocidad, abre la puerta del otro coche y justo antes de subir le dice
-Tú no eres mi madre... ¿dónde está?

Y yo desde mi coche, le di una voz para llamar su atención.

En fin, cosas que pasan.

Bss.

Ginebra Blonde dijo...

Situaciones que, en su momento, quisieras que te tragase la tierra, pero luego, son divertidas anécdotas que contar. En este caso, ambos se quedan perplejos jajaja
Un placer leerte.
Bsoss, y feliz finde 😘

Myriam dijo...

Da para el inicio de un guion de una comedia.

:-)

Besos

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Jaja estupendo! Un relato magníficamente iniciado con una elaborada descripción del ambiente que ubica y pone en circunstancia al lector, para luego, con el sacudon propio de lo inesperado, enfrentarlo a la vergonzosa situación que debió sentir la protagonista. Jaja, un placer leerte, Ceci. Un abrazo

Neogeminis Mónica Frau dijo...

P.d comentario aparte para lo apropiado del título. Me encantó!! :-)

MOLÍ DEL CANYER dijo...

Cambio de coche y de marido, tambien seria para verle la cara al otro.Muy bueno, besos.

Mujer Virtual dijo...

Es muy divertido, me has sacado una sonrisa
Abrazo

Pepe dijo...

La lluvia, nubla. Nunca mejor dicho. La precipitación para no mojarse, la oscuridad, el parecido color oscuro del coche, todo el ambiente era propicio para el despiste cometido. Una magnífica ambientación para ese percance sufrido.
Te agradezco que te hayas sumado a mi convocatoria literaria. No quiero cometer el despiste de no hacerlo.
Un fuerte abrazo.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Es que cuando llueve tanto, la vista se nubla, y ese error es perfectamente posible, y el marido desde luego aprovechó bien el error para reirse un poco.
Muy bien escrito.
Un abrazo

María dijo...

Jjajaaj qué anécdota más divertida.

Un placer leerte.

Un beso enorme.

Roxana B. Rodriguez dijo...

Y es que la vista se nubla también. La cara de ambos no debe haber tenido precio en ese entonces.
¡Un abrazo!

Cas dijo...

El mismo amor, la misma lluvia. Me vino esa frase, con tu encantador título. Me pareció genial tu relato y me hizo sonreir, lo del momento de intimidad del caballero... Bien, se agradecen estas buenas letras, para un jueves de despites.
Besos Ceci, siempre con mucho cariño!!!