jueves, 19 de abril de 2012

Relato de Jueves Literario: "Una de espias"

Esta semana nos juntamos en lo de Juan Carlos del blog ¿Y qué te cuento?, allá vamos por mas espionaje.


SECRETOS A LA FRANCESA

La galera tambaleante dejó a los esposos en la última posta. El viaje fue agotador, la fatiga era visible en sus cuerpos, sin embargo, a ella se la veía serena. El, sumamente irritado, estiraba las piernas y daba zancadas en paso castrense golpeando sus botas, desafiante sobre la calle polvorosa. Sus brazos no atinaban a seguirle el ritmo a sus pies pero pronto encontraron ocupación en bajar el equipaje. De momento, solo su fino bigote rasurado a la moda dejaba traslucir el ánimo que gobernaba su mente, inquieto, destilaba las últimas gotas de sudor envenenado.
Debieron pagar sobreprecio por un par de espacios incómodos en el coche del correo que los trajo, luego de que fueran retenidos en el destacamento militar del río Desaguadero, para ser sometido a un largo y reiterativo interrogatorio. Su origen francés lo hacía blanco de los abusos de la política del Restaurador donde quiera que fuere. No importaba lo mucho que insistiera sobre su infancia en Buenos Aires, ni que suscribiera con fervor a la causa nacional, esas sutilezas simplemente escapaban a los criollos cuando se tenía tan contundente flota francesa bloqueando la puerta de entrada y salida al país. Las sospechas de espionaje en esta geografía de conflictos diplomáticos eran más obvias, rápidas y correosas. No obstante, sabía que la fortuna había sido generosa con él, después de todo eran cada vez más los compatriotas que pasaban sus días en las prisiones de Rosas.
La pareja subió con dificultad al sulky tirado por un matungo que los llevaría a la estancia, donde el hombre habría de asumir las funciones del nuevo administrador. No veía la hora de establecerse y poner en marcha su ulterior objetivo, paradójicamente: el de espiar. Pero no era ésta una misión de Estado, ¡no!, sino corriente y mercantil. Su verdadero empleador, Monsieur Lagarde, deseaba conocer las condiciones para instalar una bodega y buscar un socio visible entre los viñateros locales. Lo cierto es que las medidas aduaneras actuales sustentadas en los caprichos de Juan Manuel de Rosas traían prosperidad a unas industrias por sobre otras y beneficiaban claramente a los Británicos, pero...la presión que ejercía Francia, creía, cambiaría los vientos. Más sagradas que la patria y sus gobernantes eran las reglas del mercado...
En esto último iba pensando cuando una tos ronca vino a aliviarle la picazón de su garganta.
-Es el viento zonda, caluroso y seco que viene del norte, –dijo el baqueano sin aflojarle la rienda al matungo, -¡cúbrase la boca que dispué le va arder el pecho!, -le advirtió en tanto el francés tosía, escupía y maldecía su destino. -¡Haga así, como la señora!, -indicó complacido con su hallazgo señalándola con el dedo, que rápido bajó para observar con extrañeza a la figura erguida que llevaba cubierto el rostro con una gasa floreada. El color de su piel y el tono verdoso como la hoja del urundé del manto que la cubría, le recordaban vagamente a la virgencita nativa de Itatí, cuyos frescos se reproducen a todo lo largo de su Corrientes natal.
Había algo en esa mujer de exuberante, fresco y húmedo que destacaba en ese paisaje árido. Atrás iban quedando las callejuelas estrechas y las casas solariegas, al fondo: las acequias subían serpenteantes, encauzando las aguas de las altas montañas.
Parecía ser esta la primera ocasión en todo el viaje que alguien reparaba en ella. En el destacamento militar la habían dejado a un lado. Jamás le hacían preguntas, solo se limitaban a mirarla con curiosidad. No había nada explícito en ella, ni en su vestimenta poco convencional, ni en su piel del color de la nuez tostada que evidenciara su vínculo con Francia. Por el contrario, su exotismo neutral, lejano y desinteresado, sumado a la ignorancia de estos hombres respecto a las posesiones coloniales de los países transoceánicos, la ponían a resguardo de cualquier suspicacia.
A los pocos días, el sombrío burgués y su pintoresca esposa ya se habían convertido en la sensación del pueblo y todo Cuyo. La gente no entendía su jerga, no entendían esa unión. La recelaban, la envidiaban, la admiraban.
Nura parecía florecer en ese desierto. Exhibía su esbeltez entre rollizas; su cuello fino, privilegio de la dieta mediterránea era adulado por mujeres tierra adentro, de buches grosos. En tierras donde reinan los almidones y cunden las afecciones tiroideas, Nura, -que había aspirado suficiente brisa marina, y el yodo rojizo como las casas de su aldea, impregnaba sus células para toda una vida-, reinaba. Y Nura...esconde. Esconde su tercer ojo, el de la intuición, ese que le permite ver como en un mapa el rumbo de las fuerzas cósmicas, bajo una pequeñísima gema que brilla entre sus cejas;..y una bolsita de fieltro que en su intimidad descose de su enagua antes de ser lavada, y con diligencia vuelve a coser a su entretela limpia, siempre en un círculo interminable.

Nura ahora está preocupada. El escenario político se ha tensado; Francia teje alianzas con Brasil y Gran Bretaña, es posible que pronto se abran nuevos puertos al noreste; las grietas en el poder interno se profundizan y teme por su esposo que marchará hacia el oeste, quizás a Chile.
Las mejores damas de la zona le ofrecen alojarla una temporada cada una mientras dure la ausencia del marido. –¡Ese hombre no la merece! -repiten, -¡aquí estarás cuidada querida!, el tiempo parece que será promisorio en las casas de las esposas de los funcionarios emergentes del gobierno de Rosas y estancieros allegados; esas mismas damas que se mofan de recibir en persona al Restaurador y sus edecanes, se sienten halagadas con su singular presencia.

Nura apura algunas ropas dentro de la maleta y enciende un cirio. Recita en silencio unas oraciones y luego a la luz alargada de la llama descose la bolsita de fieltro de la que extrae un trozo de papel arrugado.
Los trazos siguen tan elegantes como los recuerda, el cartouche de lineas rotas muestran lo que queda del sello de armas del cónsul Mandeville.
Nura lee por última vez las palabras y acerca el papel sucio al fuego.

19 comentarios:

Juan Carlos Celorio dijo...

Je, renuncio a hablar de la política de gobiernos argentinos hacia empresas extranjeras en este momento.
Me quedo con ese dibujo preciso de las tierras, de los personajes, como los sitúas en el momento histórico y esa hábil mujer.
Muy buen cuento y una cosa, tienes un premio en mi blog.
Besos.

San dijo...

Nadie reparaba en Nura y Nura era un tesoro de la ocultación. Un deleite las descripciones Ceci. Un texto redondo.
Un abrazo.

Gaby* dijo...

Me ha encantado el relato! Inmerso en la historia nos retrotrae en el tiempo, pero además, deja al descubierto esas realidades muy poco sospechadas. Nura supo como ganar la confianza y evadir cualquier duda de su función en aquel lugar, lo que la torna un personaje más que interesante.
Ha sido un gusto leerte!
Besos al vuelo:
Gaby*

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Maravilloso tu relato, Ceci! pleno de detalles, colores, gestos, modos y costumbres que nos ubican en seguida en aquellos tiempos y en aquellas tierras. Perfectamente descrito tiempo, espacio y personajes, uno se va metiendo en la trama y comprendiendo que otra vez, los personajes más importantes suelen ser los que en un primer momento menos llaman la atención!

Me encantó leerte.
un abrazo.

Primavera dijo...

Esto es lo que tiene un relato que aprendemos de lo que nos dices en las costumbres de un pais.
Apasionada historia
Besitos

Anónimo dijo...

Perfectamente ambientado tu relato. Interesante la trama, interesantes tambien los personajes, especialmente Nura, ese criatura de piel color nuez tostada y ademanes distinguidos. Gracias por seguir enriqueciendo mi vocabulario con palabras como sulky, matungo o zonda.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

la secretaria del ayuntamiento de mi pueblo es de fuera...es bajita, caprichosa, es altanera, se cree por encima de tooss los del pueblo. la secretaria del ayuntamiento de mi pueblotiene como ayudante a su marido. calvo él, medio lelo él, mediobobalicón él. él es el que maneja el carro. él es , en fin, un trabajador de ella..o eso creíamos, por que hace poco se fue, desapareció con 300 mil euros de la caja fuerte del ayuntamiento. ahora ella ha dejado de ser altanera..incluso se diría que crecido un poco más...
medio beso.

censurasigloXXI dijo...

Muy buenas las descripciones de los caracteres, bravo, compañera!

Un beso y un café.

Any dijo...

Que maestra sos para describir ambiente y paisaje. Sobre todo esos paisajes desconocidos y misteriosos de ese país en ciernes.
Estuve tratando todo el tiempo de identificar al francés, me había olvidado (hasta el final del texto que el tipo venía con una mujer).
"Mas sagradas que la patria son las reglas del mercado ..." ese concepto ha remontado siglos livianamente, y se ha reconcentrado, horrrrorrr !
Me mató lo de los buches grosos jajaja, las mataste a las criollas (rollizas).
Y me quedé con ganas de seguir leyendooooo! Creo que Nura en algún momento pasará por las garras del Restaurador, viste que era bravo el tipo ... .
Viva la Santa Federación jeje, y los relatos como este que te disparan la imaginación y te hacen acordar de lo apasionante que es revisar la historia.
Chapeau (ya me van quedando pocos sombreros en el ropero, vas a tener que bajar el nivel jajaja)
besos

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Muy bien descrito el paisaje y el misterio de Nura, que ha sabido permanecer de incógnito y en ella se encuentra la mejor espía.
Un abrazo

Natàlia Tàrraco dijo...

Símplemente, leyéndote me pregunto ¿para cuándo una novela salida de tu imaginación, de tu solvente información, del encanto de tus letras que enganchan y nos trasladan al mundo que inventas y conoces?
Temas no te faltan ni una prodigiosa destreza, es una propuesta que llevo tiempo meditando.
!Salve! besitos.

Leonor dijo...

¿Qué habilidad tienes para mezclar las palabras y crear un magnífico texto!. Un beso.

rosa_desastre dijo...

Tienes la virtud de llevarnos a los lugares que describes con tal belleza y dominio del lenguaje que es un placer leerte.
Un besazo

Matices dijo...

Que belleza de relato, me he sumergido en el ambiente, en los paisajes, en el entorno, he visto a Nuna y su secreto... de espía en tiempos atrás.

Has leido "En el país de la nube blanca"?... creo que te gustaría si no lo has hecho.

Besos

tereoteo dijo...

Qué bien nos lo has contado, tan bonito, con tanta riqueza de detalles...Maravilloso.
Un besito

tereoteo dijo...

Qué bien nos lo has contado, tan bonito, con tanta riqueza de detalles...Maravilloso.
Un besito

Sindel Avefénix dijo...

Ceci cada relato tuyo es mejor, que manera de escribir amiga!!!
Haces sentir cada detalle, vivir cada momento como si estuvieramos parados viendo pasar las escenas!!!
Genial como siempre!!!
Un abrazo enorme.

María José Moreno dijo...

Relato interesante y excelentemente llevado. Magnifico acercamiento histórico a un país y a unos personajes. Merece una novela.
Besos

Wendy dijo...

Hola Ceci.
A mi me ha gustado mucho tu relato. Llego tarde, por compromisos laborales, pero llego...
Un saludo
Wendy