jueves, 20 de octubre de 2011

Relato de Jueves Literario: Mitos, leyendas y creencias.


SUEÑOS DE UNA SIESTA PORTEÑA

Monsieur Benoit trabaja para el sector de Ingenieros y Arquitectos del departamento topográfico de Buenos Aires. Su actividad lo lleva a consumir largas horas proyectando y dibujando fachadas de edificios, puentes, muelles con precisión milimétrica para una ciudad de gobierno joven, pero de sueños viejos.
Apenas pasa de la siesta y como todos los días a esa hora, el hombre es cargado por un par de sirvientes hasta la azotea de su casa en la calle de la Universidad. Se sienta a la sombra de un gomero cuyo follaje lo protege del todavía tenaz sol. Allí goza de la brisa que le llega del río de la Plata, que poco le alivia el dolor que de a ratos siente en las piernas y que lo dejó tullido hace unos años. Le llega el aroma de los jazmines y magnolias de las azoteas vecinas, que se extienden como parches coloridos matizando la línea de edificación chata de la ciudadela.
Tiene consigo unos rollos de papeles con planos que apoya sobre una mesa de trabajo. La mayor parte de los papeles de gobierno, gráficos y apuntes de todo tipo reposan en su taller de la planta baja junto a sus dibujos de animales, flores, objetos en miniatura, sus acuarelas con motivos de barcos y puertos que evocan su pasado de marino a las órdenes de la flota imperial de Napoleón.
Monsieur Benoit mira hacia el horizonte. Allí todo es futuro, es la única dirección hacia la que le gusta mirar. Su propio pasado, el remoto: lo ignora. Su primera infancia permanece una incógnita en su región interior que a veces lo despierta con destellos áureos. El hombre ha tratado inútilmente de escudriñar en su memoria pero las nubes que la cubren son pesadas como cortinas de brocato que ensombrecen los rincones de su mente. Solo a veces, a veces...
En sus sueños la cortina parece descorrerse y ve una luz...
El brillo de helada plata que refulge en los cristales y lo fulmina el reflejo de una sucesión interminable de espejos que lo ciega, le lastima las pupilas azules y lo obliga pese a su resistencia: a cerrar sus párpados...
El brillo de la luz mortecina de los atardeceres porteños sobre las cúpulas plomizas de sus diseños le obsesiona. Desea verlas brillar, limpias envueltas en sobria bruma. Azuladas majestades, las capotas alzadas con coronas sin astillas. Emergidas de las aterciopeladas y aceradas aguas de hondas albercas.
En los delirios febriles productos de su enfermedad ha creído ver sangre roja manar de criaturas mitológicas de cabezas serpenteantes, chorreando desde las alturas de extensos frisos y a los hombres hercúleos cazar con picas y azadones...
Detesta el cortinaje de damasco púrpura, no tanto como los rincones oscuros. La humedad de la tierra apisonada le trae invasores silencios de calabozo y un frío en los huesos, apenas: un recuerdo de vieja y desconocida data.
De su vida de marino que lo trajo a Buenos Aires en 1818 le quedó el sol en la frente, la sal en la boca y su gusto por el aire tibio. Por esa brisa astringente que un día le secó la osamenta hasta dejarla varillas a la cal.
Vuelve la vista a los finos trazos que surgen de su exquisita pluma. Se gira para ver a Tomasa que sube: -¡de orden de Ña Mercedes pa´cebarle unos mates!- dice la muchacha de piel de ébano que coloca la pava de hierro fundido sobre el brasero, al tiempo que se acuclilla a unos pocos metros distante.
La ciudad recobra su vida. A través del zaguán llegan los pregones del aguatero que promete aliviar el calor de los eventuales bebedores. Camino a su puesto de venta en la Recova pasa la mulata Simona arrastrando un barril de grasa vacuna sólida, dejando tras suyo un surco sobre la tierra reblandecida. El olor de la pella que llega hasta el patio de la casa la delata.
Pronto la mulata estará entregada a ofertar las empanadas que habrá de pescar de ese caliente, oloroso y denso líquido de las mil frituras.





Leyenda:
¿Acaso vivió y murió en Buenos Aires el último Delfín de Francia? Tal era la leyenda que por muchos años se hizo eco en estas tierras. La de Pierre Benoit, un arquitecto francés que llegó en 1818 con recomendación al gobierno patrio del propio Napoleón y murió en 1852. Vivió en una casona de la antigua calle de la Universidad, hoy Bolivar e Independencia. Se casó con una mujer local y tuvo dos hijos: Petrona y Pedro. Entre su legado se cuentan varias fachadas neoclásicas de los edificios públicos de la época. Su hijo Pedro Benoit, a su tiempo fue un prestigioso arquitecto y tuvo mucho que ver en la proyección de la ciudad de La Plata.
No se sabe donde se acuñó la historia que dice: fue rescatado de la prisión del Temple y de allí a Inglaterra, luego vinieron los años de servicio en la flota imperial y luego su vida en Buenos Aires. La historia cobró nuevos bríos y misterio cuando en los años ´90 de la última década, sus descendientes hicieron practicar una pericia sobre los huesos del francés que descansaban en una modesta sepultura del cementerio de la Recoleta y se determinó que había muerto a los 67 años de envenenamiento por arsénico. Eso sumado a la versión que se corría por esos años, de que los huesos encontrados en la prisión francesa no se correspondían con los de un niño de diez años, que suponía ser la edad del Delfín contribuyó a sostener la Leyenda de este anónimo Luis XVII.
Pero en el año 2000 se hizo público un estudio que se practicó sobre un corazón conservado que se presumía del Delfín, para determinar mediante una nueva técnica de presencia de células mitocondriales la pertenencia. Esto determinó que efectivamente el corazón era del niño que murió en prisión de tuberculosis en 1794, echando por tierra la magia de la leyenda de estas tierras.
Mujica Lainez dedico un cuento a esta leyenda en su "Misteriosa Buenos Aires": "La escalinata de mármol", y también en otro de sus libros: "El escarabajo", que es la historia de una joya, un escarabajo de lapislázuli que tuvo su origen en el antiguo Egipto y llega hasta nuestros dias en estas tierras, de mano en mano, narrado por el mismo escarabajo, y uno de sus dueños fue este francés misterioso.
Aquí y aquí les dejo dos enlaces con notas al respecto por si les interesa ahondar un poco más.

19 comentarios:

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Excelente!..completísima historia -real y novelada- de este personaje que bien merece estar entre los mitos que hoy desempolvamos para nuestro encuentro juevero!
De los libros que citas de Mujica Lainez, leí Misteriosa Buenos Aires y el escarabajo. Me encantaron ambos.Esas atmósferas entre místicas y misteriosas logran atraparme con facilidad.


Un abrazo y felicitaciones, otra vez, por la impecable conducción que has llevado a cabo.

San dijo...

Podría haber sido como tu has ido narrando, un personaje que olvida su pasado y mira su presente, allí sentado en la terraza tomando su mate.
Leyendas venidas abajo.
Me has dejado esperando saber más de esa vida que tan marvillosamente has dibujado, aún siendo solo imaginada.
Un abrazo.

yonky dijo...

Rescatar personas desde esa epoca les impone un tinte de misterio,su obra queda,palpable,consistente,pero al rascar sus vidas nos damos esa pequeña libertad de fantasear.Lastima que para las generaciones venideras con tantos adelantos tecnologicos este detalle se les escape.

Caiñitos

Any dijo...

Opino que está horrible dejar un comentario que diga "que maravilla!" (que maravilla Goyo, que maravilla), pero es que no sé que decir mas que eso. Que descripción! el gomero, las flores, el ambiente, la pava de hierro, la negra ... no sé, está todo en el lugar perfecto y dicho con las palabras justas.
Bueno, vos sabés que sos de las que mas me gusta como mueve la pluma (las plumas no!, bajate de ahi!, dije la pluma en singular).

Conocía la leyenda del delfín y me encantó Misteriosa Buenos Aires. Una pena que haya resultado solo una leyenda, la historia tiene algo de seductor y uno quisiera que fuera tal cual, pero no.

Un beso, estoy un poco engripada, por eso no participé este jueves, pero estaré pasando a leer a los compañeros

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Muy buena la historia y la leyenda, bien documentada la última y bien redactada la primera con un personaje añorado de su época de marino y arquitecto.
Un abrazo

Natàlia Tàrraco dijo...

Cabe fantasear con todo ¿por qué no con esta inquietante leyenda?
Prendida de tus letras he sentido la atmósfera del Buenos Aires de la época, detalles sutiles, olores, gentes y el misterio flotando. No importa si luego se desvanece, siempre conviene creer en las leyendas aunque sean inventadas.

Ceci, no me queda más que aplaudirte, como siempre me fascinas y me trasladas al otro lado para que lo sueñe, lo viva, lo quiera.
De Mujica Lainez he leído "Bomarzo", la historia de uno de los Orsini en el Renacimiento, un loco, un visionario que creó el jardín de las fantasías, pude visitarlo y recordar la obra inolvidable, mágica de Lainez. Procuraré leer la del "escarabajo", el tema me va mucho.

Besitos cariñosos y gracias por tu amable conducción juevera.

María José Moreno dijo...

Muy bueno este acercamiento desde dos perspectivas Ceci, me he ilustrado sobre algo que desconocia con tus bellas palabras y he disfrutado leyendote. Felicidades por el relato y por ser una excelente conductora de jueves.El trabajo me impidio participar pero os he leido a todos.
Besitos

Mamaceci dijo...

Neo: Gracias amiga. A mi también me atrapan las atmosfera creadas por Mujica Lainez, yo por cierto me declaro su admiradora.
San: podría haber sido así, claro, depende de la fantasía y yo apuesto por ella. Es una lástima que se caigan los mitos no?
Yonky: No sé si no se dan cuenta, creo que puede haber un regreso a lo fantastico, al mundo de los sueños. En algún momento siempre se hace palpable su ausencia cuando la fantasí falta
Any: Sí, es una lástima que nos hayan roto la ilusión, la leyenda. Lo mismo pasó con lo de la princesa Anastasia. Los mitos tienen ese destino cuando se los pone bajo la lupa. Atras quedan las películas, los libros,...como se hace para ver de nuevo las películas y creer aunque uno ya sepa el final? Que te mejores!!
Cármen: gracias y que bueno que te haya gustado
Natalí: Sí, conviene como dices mantener vivas las leyendas, aunque sean desmitificadas, son sin dudas un bagaje cultural de una ciudad, de un pueblo que tambien habla de su riqueza espiritual. Seguramente "el escarabajo" te va a gustar. Gracias por tus palabras
Ma. José: bueno...la próxima esperamos ver tus letras. Gracias, tu disfrute, el que me trasmitís me halaga mucho.
Beos cariñosos a todos.

Anónimo dijo...

ayer ya te leí...pero el sueño, ay de mis sueños cuando me ataan, si no me dejan ni penar...el sueño poderoso me impidió decirte nada...hoy, aunque cansado, sí te puedo decir que los mitos no aen así como así...no y no, no me lo creo...que el maldito corazón del delfín sea el que es y que ese franchute de tu historia ya no sea por nunca jamás el delfín que se vino a la argentina...bah, paparruchadas...sabes, cecí, si la tradición ha dicho que ese tipo era un tipo REAL , no se puede hablar más...¿qué va a poder más, la ciencia que todo lo desmitifica o el pueblo que todo lo mitifica? sin duda me inclino por el pueblo...
medio beso, conductora desde buenos aires, medio beso más por esa conducción y otro más entero por que me da la gana...
p.d.
gracias por haberme quitado trabajo esta semana.....

Juan Carlos Celorio dijo...

La leyenda la desconocía completamente. Como Natalia solo he leído Bomarzo de Mújica, no se porque nunca llegué a leer el Escarabajo, comozco el tema y siempre pensé sería apasionante su desarrollo.
Tu relato, maravilloso en cuanto a narración, a la recreación de un instante de la vida de ese hombre aclimatado a una ciudad en construcción. Fascinante momento de la historia de vuestra ciudad.
Muy bueno, besos, amiga.

Pachu dijo...

Muy bueno Ceci! Sabés qué? Al principio pensé que hablabas de la Buenos Aires de hoy... Cuando me di cuenta pensé qué loco, se ve que conservamos bastante de esa Buenos Aires y está bueno... Besos!!

Lupe dijo...

Hola Ceci.

Puro deleite leer tus letras que relatan magistralmente temas tan interesantes como el que hoy nos traes.

Gracias por el tiempo que nos has dedicado este jueves.

Un abrazo.

Maat

Sindel Avefénix dijo...

No conocía esta leyenda, la verdad me encantó tu forma de relatarla y creo que hubiese sido mejor no develar la verdad jamás. Siempre es bueno un halo de misterio sobre estos personajes que tuvieron presencia tan fuerte en épocas pasadas.
Muy buena tu redacción, llena de imágenes como siempre logras que el lector se meta en el lugar en que sucede la historia y se sienta muy cómodo.
Un abrazo enorme.

Mamaceci dijo...

Gustavo: Voy contando los votos entonces...uno para el franchute. (no tenes nada que agradecer)
Juan Carlos: la historia sin dudas es fascinante, y esa era una época dura particularmente. A los heroes no los tratamos bien por estas tierras
Pachu: ay tu sensibilidad de arquitecta! es cierto que quizás quede mucho todavía de esa Buenos Aires
Maat: gracias y para mi es un placer esto de la convocatoria
Sindel: sabés que me acuerdo cuando se dió la noticia del tema del corazón (la foto era horrible una cosa negra fosilizada dentro de un frasco) A mi también me da pena que se rompa la magia de estas historias, pero bueno...supongo que en nombre de la honestidad del conocimiento..Un abrazo
Gracias a todos una vez más, y reitero que fue para mi un placer tenerlos a todos acá convocados, siempre tan fieles seguidores.

casss dijo...

Ceci, te estas transformando en leyenda juevera... es que tienes un encanto para describir, que nos transporta, nos aleja, nos sumerge, nos eleva...
(y no es un halago gratuito, es lo que siento y percibo)
Manucho (para los amigos) es uno de mis favoritos y en particular lo "Misteriosa..." y "La casa".

Besos (no quiero hempalagarte)

Atalanta dijo...

Algunas veces la ciencia, viene y nos chafa la fiesta, pues cuanto más bonita era la leyenda. Muy buena Ceci.

Besos acientíficos

Anónimo dijo...

No murió el delfín encarcelado. Sino de tuberculosis, como tú bien dices pero al cuidado de una familia modesta. Como por lo demás le sucedió a muchísimos niños de su época.

Tras su derrrota en Waterloo Napoleón se entrega a los británicos. Se inicia el Terror Blanco, en que con impunidad y saña se persigue a los bonapartistas.
De ahí, que yo aplique a tu personaje en esta historia la idea de un probable exilio.

Un hombre tullido mantiene su tiempo ocupandose de sus quehaceres desde la terraza de su casa.
Excelente y sugentiva tu visión de Buenos Aires, de ese ambiente doméstico, en particular a media tarde.
Añorantes son las brisas que del Plata vienen.
Solo probé mate una vez.

Anónimo dijo...

Ceci me ha fascinado la historia y la profusión de detalles conque la has narrado. Me has acercado un Buenos Aires que no conozco y que me encantaría conocer algún día.
Un abrazo.

Susurros de Tinta dijo...

Increíble, con lo que me gustan las leyendas en tu relato me he perdido y distraído tanto con las descripciones que la leyenda se ha quedado a un lado, me he enamorado de palabras que no usamos por aquí y de otras que usamos mucho en Andalucía y me son tan "hermanas", me ha cegado la luz de tu ciudad y me han quedado unas ganas locas de verla reflejada en la arquitectura de Monsieur Benoit, precioso relato, sin duda bien documentado, pero insisto, lo que más me ha gustado es la forma de contarlo en el que me he recreado como columpiándome en un haz de luz... miles de besosssssssssssssss