jueves, 20 de enero de 2011

Relato de Jueves Literario: Al otro lado de la frontera.

La siguiente es mi versión "ajustada" del tema de la convocatoria.
-Nos importa lo que ocurre más allá de nuestras fronteras?

Mas relatos en lo de Gus: http://callejamoran.blogspot.com/



LAS FRONTERAS DEL BARRIO

Había bajado bastante la temperatura después de la tormenta, lo que constituía un grato alivio.
Lo que no resultaba nada grato era la perspectiva de volver a casa en esos escasos atuendos veraniegos, que tan acordes al calor de la mañana habían estado, y lucían tan inapropiados a esas horas de la tarde.
Pero la alternativa de extender la visita familiar era impensable.
Hacía un par de horas que había cesado de llover, el clima había mutado drásticamente y el cielo se había encariñado tanto con su color plomizo oscuro, que había decidido quedárselo.
Ya en la calle, él con bermudas y remera, ella con falda y calzada con ojotas, se miraron con incomodidad y duda.
Se preguntaron si debían tomar un taxi que los llevara a casa, pero decidieron caminar una cuadra de prueba. -A ver si el recién estrenado viento les provocaba frío!
Como vieron que no era tan terrible, siguieron su camino a pie, en afán de hacer ejercicio.
-No es por nada, no!...-Pero no te parece que estuviéramos en otro lugar? -Preguntó él.
Y es que el barrio de Flores hace rato que ya no es el mismo.
La llamada inmigración vecina le ha cambiado el aspecto a un barrio otrora residencial. Y si bien mucho se habla sobre el beneficio de la diversidad y el enriquecimiento que viene con el intercambio cultural, lo cierto es que el debate nunca ha sido pacífico.
La pobreza, los asentamientos, las casas tomadas y la inseguridad, han dotado a la realidad de más patas que las que a simple vista se ven, y quisiera. Y la sombra larga que arroja, borronea los contornos que en la superficie toca, marcando fisonomías ajenas con tinta indeleble.

La pareja camina siguiendo la avenida que corre de sur a norte.
A su paso esquiva charcos de agua, baldosas rotas que la desidia gubernamental deja libradas a su suerte, y veredas sucias, -donde el verano en su relajo-, hace de las suyas.
Miran con recelo atávico a un lado y otro, a sabiendas que el paisaje oscuro y la desolación posterior a la tormenta, magnifican la amenaza que les espetan esos rostros morenos, de ojos juntos y narices aguileñas.
Y aunque sus impermeabilizadas conciencias universitarias se niegan a ceder espacios a los atavismos, sus pasos con independencia de sus conciencias, se apuran. Los trancos se alargan, y las ojotas claquean ruidosas, sin pausa.
El, lamenta para sí que “los viejos” permanezcan en esa casa. Ella calla. Intuye sobradamente lo que piensa.
Doblan en una esquina y sus pasos se encaminan en dirección al este.
De pronto, les llega del oeste a sus espaldas, unos débiles rayos de sol vespertino que se abrieron paso en el cielo encapotado.
Y les ilumina el horizonte, con esa rara iridiscencia que lastima los ojos, ya acomodados al tenue gris.
Los confines del barrio de Caballito, -que les pertenece-, se ven como envueltos en una bruma cálida, como de vapores blanquecinos que se elevan de los charcos y aguas que corren por las alcantarillas. Y hasta el calor tiene ganas de renovar.
El tráfico que parece haber ido en aumento, les aporta una inusitada tranquilidad.
A medida que se acercan a las fronteras geográficas y virtuales del barrio que es su Meca, los pasos de la pareja se hacen más cortos y acentuados.
Las pisadas firmes sobre terreno conocido, les imprime a sus cuerpos un ritmo cansino, agradable, y se entregan a la charla animada.
Ya queda poco para llegar a casa.
La gente ha salido a las calles y el paisaje ha cobrado verdaderamente otro color. Aunque las veredas que encuentran a su paso, estén igual de sucias y rotas.

12 comentarios:

CARMEN ANDÚJAR dijo...

La verdad es que nosotros mismos ponemos las fronteras, por muchas razones, una de ellas es el miedo al diferente, que nos provoca rechazo sin medir las consecuencias.
Muy bien resumido este sentimiento

Natàlia Tàrraco dijo...

Ceci, no dejas de sorprenderme:
"el clima había mutado drásticamente y el cielo se había encariñado tanto con su color plomizo oscuro, que había decidido quedárselo"
Admiro tu versatibilidad a la hora de crear atmósferas, las palabras en tus dedos, tecleando, se convierten en imagenes y sensaciones casi palpables, te aplaudo.
Y aplaudo la sinceridad sin mezquindades de tu relato, así nos sentimos ante el "acoso" de la diferencia, culpa de no saber navegar mares ajenos sin temor a naufragios, con ganas de conocer diversidades. Viajar cura mucho, si se puede.
Los tiempos en las ciudades atestadas no dan para poemas, dan para fronteras levantadas ante ojos rasgados, u oscuros, o...y ojos reposados en la calma de sus oasis cómodos. Hay Mecas para todos los paladares.
Muy bien enfocado el tema, besitooos.

San dijo...

No es facil aceptar al diferente, un diferente que es igual en el fondo a nosotros, tal ves otras culturas,otras tradiciones,otras formas de vida,pero al fin y al cabo persona como yo.
La diversidad, la interculturalidad, la integración todo en papel está muy bien, pero luego viene la practica, eso ya es otro cantar.
Un abrazo, me gusto mucho tu texto.

Alfredo dijo...

Por partes...
El relato, magnífico, lleno de detalles dibujados con riqueza descriptiva, un disfrute leerlo.
El tema, asomado con sutileza, como de pasada, como ese paseo que los acerca y los aleja del peligro de su subconciencia, con un final entre irónico y cruel... ya sale el sol, ya estamos en casa.

Besos

Anónimo dijo...

No nos sentimos cómodos ante lo diferente. Nos perturba, nos inquieta, rompe nuestra seguridad.
En esa incomodidad subyace las más de las veces, un sentimiento de rechazo, unido a una cierta creencia en nuestra supuesta superioridad.
Ese es el sentimiento que se pone de manifiesto de una forma magistral en tu relato.Coincido con Natalia en admirar tu forma de crear con tus palabras atmósferas y ambientes apropiados para tu intención narrativa.
Un abrazo.

V.Nas dijo...

Las realidades siempre presentan mil facetas, nada se puede contemplar en totalidad mirando solo uno de sus ángulos. Y este que nos presentas es tan verdadero y motivado como todos los demás. El ser humano es complejo, y la complejidad todo interacciona. Una buena exposición. Un beso.
V.Nas

MARU dijo...

Enhorabuena, lo primero por la riqueza de tus narraciones...
Eres única haciendo descripciones, nos llevas de la mano hasta las imágenes que tejes en tus palabras.
Es verdad, que quiero creer, que por algo ancestral que no se despeja de nuestros genes, sentimos temor ante lo no conocido....
Ni peor, ni mejor...diferente...
Y eso no es intrínsicamente bueno, pues a veces, nos hace forjar imágenes y conlusiones que no son reales.

Supongo que forma parte de nuestra carga genética...

Un besito

María José Moreno dijo...

Felicidades Ceci por la manera de relatar, eres toda una joya y luego, a mi pesar, estar con que la diferencia no sólo no nos gusta sino que nos asusuta, que e saún peor. Lo que no dominamos, no podemos manejar se convierte en fantasmas que nos atemoriza.
Me quedo con tu cielo plomizo

Juan Carlos Celorio dijo...

Por un lado, el ambiente, particularmente el cielo, están muy bien descritos, diría sublime.
El tema es grave, es algo que todos estamos viviendo al pasar por determinados barrios, zonas. Y es algo que no comprendo, fallamos nosotros que no acogemos, fallan ellos, que no se integran ... falla algo, todos somos humanos y nadie se debería sentir "extranjero", "ajeno".
Lo dejo, que voy tomando un tono mitinero.
Beso y felicidades por tu relato.

Anónimo dijo...

esto ceci, me reitero,me reitero en cuanto a mi mail...es una delicia de texto...insisto, cuánto me ha recordado a ese libro que ando leyendo...las palabras están adjetivadas a lo lindo, adecudmente, están adjetivadas con adjetivos insospechados para mí, las comparaciones están sacadas de mente privilegiada...sos...este texto descriptivo es como el inicio perfecto de una novela, de un cuento corto, delicado,preciso, ¡¡¡Y MUY DIFÍCIL DE LEER POR LA LETRA PEQUEÑA!! , que algo en contra he de decirte, ceci..jajaj
perdona que me hay apuesto en plan crítoco...
e insisto, desearía que mi comentario fuera mi libro regalado.
mil besos, ceci...
ah, ya estoy al cien por cien de mi concentración, pues ya he comido y ando en libertad de tempo y con mi estómago lleno.

Medea dijo...

Magnifico tu texto Ceci, siente uno en la piel las sensaciones que tan bien describes, si, como dice Juan Carlos ese miedo que nos dan determinados barrios determinada gente, pasamos de prisa, miramos de reojo hacia atrás… ¿miedo? De lo que en un principio tendrían que ser nuestros iguales y ahora pienso ¿cómo se sienten ante nuestra mirada o actitud de desconfianza? Cuando nos cruzamos con alguien de distinto color de piel, ataviado con una indumentaria que no es la nuestra lo miramos con desconfianza ¿Por qué? Por las malditas barreras de cada uno esas son las que podemos ir venciendo, esas son las que están a nuestro alcance y sería una forma de poder empezar a tiras barreras a sentir al de al lado sea cual sea su color, indumentaria o religión como un igual, tratar de que ellos nos acepten como iguales y aceptarlos porque si hay algo que tengo claro es que NADIE ES MAS QUE NADIE.Un beso Ceci, como siempre es enriquecedor leerte.

Matices dijo...

LLego un poco tarde, pero aqui estoy leyéndote... conozco esa sensación, pasar de un paisaje a otro y sentirte fuera de lugar.

Disfruto de como lo cuentas, recreas el ambiente con tus detalles, haces que camine de tu mano hasta que me adentras en tu relato, es una forma de escribir que a mi al menos me aprisiona...
Besos