Quiero la maternidad más que ninguna otra cosa.
El deseo ocupa casi totalmente mi horizonte junto a otras cosas, que claro, no he dejado de desear.
Como sea, es el que detenta el primer puesto del ranking, y se lleva la palma.
Admito que tener un norte tan permanente y por tanto tiempo, me ha ahorrado una considerable cantidad de energía a la hora de priorizar, así como de pensar y elegir, cuando de pedir deseos se trata.
Y así como la maternidad puja desde adentro en tanto reclamo biológico, mandato social, grito de las vísceras. Deseo con fuerzas me redima y aleje del virus del cinismo, que acecha y amenaza ser incurable.
RAT y yo corremos serio peligro de quedar atrapados en el centro mismo de nuestras existencias.
Encerrados en el hueco que forman los círculos concéntricos de nuestra vida en pareja, -sin la aparición de otra vida que los abra como una tenaza-, y cambie el color de la pantalla a través de la cual vemos el mundo, podemos bien ser afectados de permanente.
De ser así, sospecho seremos firmes candidatos a convertirnos en destinatarios mutuos de la casi totalidad de nuestros recursos. Físicos, emocionales y económicos.
Moldeados en una intimidad a medida de nuestras mañas, y en tanto productos genuinos de una generación que viene en envase de eco-conciencia, envolveremos nuestro hogar con un filtro de política correcta.
Y así, si la vida nos deja tranquilos y no nos incomoda con hechos imprevisibles o fuera de protocolo, dejaremos entrar selectivamente la cantidad y calidad de experiencia, de conformidad con nuestro índice de tolerancia.
De seguro dedicaremos amplio espacio a instruirnos y afilar nuestra capacidad crítica. No es que esté mal instruirse! Es que me parece existe una propensión de los espíritus acomodados a mimar su vanidad intelectual, tanto como la material.
Temo que el paso de los años en mutua soledad no depare mucho más que la fuerte tentación de prenderse a los coletazos de juventud, y nos empecine en retener manifestaciones de belleza aparente.
Mientras espero, miro a los del otro bando. A mis contemporáneos, padres y madres.
Los veo estacionarse en doble fila a la salida de los colegios, sabedores de la importancia de la misión de sus vidas.
Ejercer con arrogancia las facultades que otorga ese derecho inalienable a la paternidad, que ni en sueños cuestionarían
Los veo posesivos de la síntesis de la vida. Descalificantes de las opiniones que no provengan de los suyos, y exhibir en sus miradas el conocimiento del núcleo de lo sagrado. El sentido de sus existencias, la dirección inequívoca, el alivio generacional.
Excluyo de este grupo a aquellos que lograron con esfuerzo, arrancarle a la vida un pedazo de existencia para sí mismos.
Tanto tiempo detrás de las filas restó ganas de ostentar el conocimiento íntimo que viene de las entrañas. Conocedores de que la síntesis de la vida no pertenece a nadie, y que la fortuna es una dama a la que no conviene desairar, se de buena fuente que se pellizcan cada mañana al despertar.
Así nos encuentra el día de hoy, encarando con ímpetu el cambio de filas. Dos ex fumadores, aspirantes a ex cínicos, en pos de la inyección que nos traiga tan ansiada inmunidad.
Porque yo tenía un placard que parecía no tener fondo. El mismo albergaba un universo de cosas variadas y algunas hasta olvidadas. Grande fue su fama y a mucha gente su capacidad impresionó, que a menudo sobre un objeto o prenda preguntaban: ¿Acaso lo sacaste del fondo de tu placard?
viernes, 30 de abril de 2010
miércoles, 21 de abril de 2010
No es solo una queja. Es también una declaración de optimismo
Médicos y cultores de la ciencia médica son indudablemente gente de una casta especial. Y los pacientes insistentes, también lo somos.
Todos sabemos que de un blanco respetable se avocan a la reparación cuidadosa de nuestros cuerpos, y sin embargo....es una contrariedad que a veces, de algunos se reciba un trato similar al que prodiga el service, digamos...del aire acondicionado!
Sí, el service oficial en materia de garantía. Una de esas personas que han sido entrenadas no tanto para buscar y dar con la solución a la primera presentación del problema, sino para desviar la atención y energía del consumidor, de lo que supondría la responsabilidad de su representado.
En ese plan se somete al consumidor a un cuidadoso y extenso cuestionario que lo dirige hasta alguna trampa, que le permitirá al service, poner al comprador de cara con la propia responsabilidad en la causa del problema.
Ahora, en tema médico general y en tratamiento de fertilidad en particular, no diría que hay una pretensión de exoneración de responsabilidad, porque desde ya que no hay responsabilidad humana por los hechos de la naturaleza.
Pero,....sí hay una constante!
Y es que hasta tanto no se dan repetidos fracasos en el tratamiento encarado, no se avanza hacia el fondo de la cuestión.
Atrás quedaron en mis recuerdos los primeros pasos dados con mi ginecóloga.
Todavía lastima mi intuición herida su suposición de que el obstáculo podía ser mi psiquis. O su sugerencia de que tal vez no hacíamos con suficiente ahínco la tarea que nos correspondía.
La recuerdo sacando papel y lápiz para indicarnos en negro sobre blanco el momento de la ovulación, y marcando con insultantes “exis” los mejores días para cercarla.
...Si hasta temí que dos adultos fuéramos objeto de alguna indicación más gráfica todavía!
La verdad es que una está tan deseosa de dar con el origen del problema, que acepta cualquier sugerencia. Aún las que encuentran resistencia de una lógica elemental y de una saludable intuición.
Rencorosamente admito, que solo la veteranía en tema de infertilidad puso bálsamo en mi intuición e intelecto heridos, granjeándome el respeto y seriedad que añoré desde el principio.
Si fuera por mí, habría pedido ser sometida de entrada al escrutinio cuidadoso de un scanner que encontrara la raíz del asunto. Y sin dilación, disparar una flecha certera al blanco encontrado, para no concluir años mas tarde, que ciertas prácticas fueron,-a la luz de nuevas circunstancias-, una pérdida de tiempo y de valiosos recursos.
Enfrentémoslo, no es mala voluntad! Sino quizás como se sospecha, que la medicina tal como está es incapaz,-por técnicas y políticas hospitalarias-, de darnos esa inmediata satisfacción.
La realidad nos empareja. Avanzamos sí, de un casillero a otro, y solo si los dados arrojados nos trajeron suerte.
Ensayamos conforme las estadísticas generales, tachamos, y rescribimos en términos de experiencia personal.
Aprendemos que limitarse a ser movidas como piezas del tablero no rinde. Y que la participación activa, colaboradora y de calidad, le imprime eficacia al movimiento. Paga más y mejor.
Que es vital informarse. Llevar la cuenta de lo que nos sucede. Tomar nota de nuestros pequeños fenómenos, escuchar y hacer oír nuestra historia personal.
Que esconder las lágrimas no sirve de nada, que intercambiar experiencias constituye un valioso aporte, tanto como es inmensamente grato saberse acompañado.
Finalmente,....caemos en la cuenta que la vida es un milagro.
Que las muestras de generosidad deben ser siempre bienvenidas. Y que no se deben escatimar esfuerzos a la hora de retener pese a todo, la capacidad de congraciarse con los logros ajenos.
Todos sabemos que de un blanco respetable se avocan a la reparación cuidadosa de nuestros cuerpos, y sin embargo....es una contrariedad que a veces, de algunos se reciba un trato similar al que prodiga el service, digamos...del aire acondicionado!
Sí, el service oficial en materia de garantía. Una de esas personas que han sido entrenadas no tanto para buscar y dar con la solución a la primera presentación del problema, sino para desviar la atención y energía del consumidor, de lo que supondría la responsabilidad de su representado.
En ese plan se somete al consumidor a un cuidadoso y extenso cuestionario que lo dirige hasta alguna trampa, que le permitirá al service, poner al comprador de cara con la propia responsabilidad en la causa del problema.
Ahora, en tema médico general y en tratamiento de fertilidad en particular, no diría que hay una pretensión de exoneración de responsabilidad, porque desde ya que no hay responsabilidad humana por los hechos de la naturaleza.
Pero,....sí hay una constante!
Y es que hasta tanto no se dan repetidos fracasos en el tratamiento encarado, no se avanza hacia el fondo de la cuestión.
Atrás quedaron en mis recuerdos los primeros pasos dados con mi ginecóloga.
Todavía lastima mi intuición herida su suposición de que el obstáculo podía ser mi psiquis. O su sugerencia de que tal vez no hacíamos con suficiente ahínco la tarea que nos correspondía.
La recuerdo sacando papel y lápiz para indicarnos en negro sobre blanco el momento de la ovulación, y marcando con insultantes “exis” los mejores días para cercarla.
...Si hasta temí que dos adultos fuéramos objeto de alguna indicación más gráfica todavía!
La verdad es que una está tan deseosa de dar con el origen del problema, que acepta cualquier sugerencia. Aún las que encuentran resistencia de una lógica elemental y de una saludable intuición.
Rencorosamente admito, que solo la veteranía en tema de infertilidad puso bálsamo en mi intuición e intelecto heridos, granjeándome el respeto y seriedad que añoré desde el principio.
Si fuera por mí, habría pedido ser sometida de entrada al escrutinio cuidadoso de un scanner que encontrara la raíz del asunto. Y sin dilación, disparar una flecha certera al blanco encontrado, para no concluir años mas tarde, que ciertas prácticas fueron,-a la luz de nuevas circunstancias-, una pérdida de tiempo y de valiosos recursos.
Enfrentémoslo, no es mala voluntad! Sino quizás como se sospecha, que la medicina tal como está es incapaz,-por técnicas y políticas hospitalarias-, de darnos esa inmediata satisfacción.
La realidad nos empareja. Avanzamos sí, de un casillero a otro, y solo si los dados arrojados nos trajeron suerte.
Ensayamos conforme las estadísticas generales, tachamos, y rescribimos en términos de experiencia personal.
Aprendemos que limitarse a ser movidas como piezas del tablero no rinde. Y que la participación activa, colaboradora y de calidad, le imprime eficacia al movimiento. Paga más y mejor.
Que es vital informarse. Llevar la cuenta de lo que nos sucede. Tomar nota de nuestros pequeños fenómenos, escuchar y hacer oír nuestra historia personal.
Que esconder las lágrimas no sirve de nada, que intercambiar experiencias constituye un valioso aporte, tanto como es inmensamente grato saberse acompañado.
Finalmente,....caemos en la cuenta que la vida es un milagro.
Que las muestras de generosidad deben ser siempre bienvenidas. Y que no se deben escatimar esfuerzos a la hora de retener pese a todo, la capacidad de congraciarse con los logros ajenos.
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viernes, 9 de abril de 2010
El regalo prometido
Se me vienen los 40, (y no me refiero a los 40 ladrones de Alí Baba) sino a las cuatro décadas de edad.
Los adivino marchando en actitud de patota, a paso rápido, taconeando sin pausa, e inexorablemente en esta dirección.
Y yo, a escasa distancia, sin más remedio que seguir la misma coordenada, me voy a topar con ellos el lunes de la semana entrante.
Puedo empezar por mencionar algunas notas positivas sobre cumplir 40 años, que sin dudas van a ayudar a amortiguar el impacto, tales como:
...la experiencia que viene con ellos.
...el glamour que últimamente parecen tener. (Indudablemente la terminación redondeada de su cero le otorga una cerrada y llena suntuosidad que se da en fuga en los años posteriores. 41, 42, Mmm!).
...O, lo bien que nos sienta la “temprana” madurez.
Figurativamente sería algo así como un traje de alta costura recién estrenado, por debajo del cual resiste una figura a la que todavía se le adecúa un jean. Visiblemente excesivo y un poco fuera de lugar, pero excusado por el lucimiento a sabiendas candoroso, de la novel madura que lo adquirió.
Hordas de mujeres, famosas y no tanto, festejan la llegada de los 40 y ostentan como un trofeo indiscutiblemente alcanzado, la madurez plena que éstos traen.
En tanto descorchan de lo lindo, desmienten mediante guiños a otras de la misma especie y a cualquiera que este mirando, que sus cuerpos y espíritus hayan sido afectados por el avance de la mediana edad.
Es el festejo de la mentira develada, de los 40 que son y no son! Viva!
En mi caso los 40, además de lo mencionado, vienen con yapa.
Me dejaron un depósito importante de nuevas reservas.
-No! Nada que ver con las del bicentenario!
Son más bien ováricas.
-Sí, la DHEA funcionó y mis reservas se incrementaron considerablemente.
Eso confirmé ayer cuando después de ver los resultados, con notoria alegría mi médica salió del consultorio a la voz de: “una buena noticia”!, a fin de mostrarles al resto de los médicos del equipo, el papel que tenia en mano.
Mientras yo permanecía en ese pequeño consultorio del quinto piso del Hospital de Clínicas, con mi corazón henchido de satisfacción, los escuchaba comentar tan gratamente a mis oídos.
Claro que parte del mérito, mal que le pese a mi médica que tan orgullosamente blandía el resultado de laboratorio, es para mi reducto de sabiduría oriental.
Así, que en tanto me preparo para festejar el cumple que se aproxima, espero con ansias que los números tan agoreros, se traduzcan en una realidad mas auguriosa aún.
Cruzo dedos..y piernas!
Los adivino marchando en actitud de patota, a paso rápido, taconeando sin pausa, e inexorablemente en esta dirección.
Y yo, a escasa distancia, sin más remedio que seguir la misma coordenada, me voy a topar con ellos el lunes de la semana entrante.
Puedo empezar por mencionar algunas notas positivas sobre cumplir 40 años, que sin dudas van a ayudar a amortiguar el impacto, tales como:
...la experiencia que viene con ellos.
...el glamour que últimamente parecen tener. (Indudablemente la terminación redondeada de su cero le otorga una cerrada y llena suntuosidad que se da en fuga en los años posteriores. 41, 42, Mmm!).
...O, lo bien que nos sienta la “temprana” madurez.
Figurativamente sería algo así como un traje de alta costura recién estrenado, por debajo del cual resiste una figura a la que todavía se le adecúa un jean. Visiblemente excesivo y un poco fuera de lugar, pero excusado por el lucimiento a sabiendas candoroso, de la novel madura que lo adquirió.
Hordas de mujeres, famosas y no tanto, festejan la llegada de los 40 y ostentan como un trofeo indiscutiblemente alcanzado, la madurez plena que éstos traen.
En tanto descorchan de lo lindo, desmienten mediante guiños a otras de la misma especie y a cualquiera que este mirando, que sus cuerpos y espíritus hayan sido afectados por el avance de la mediana edad.
Es el festejo de la mentira develada, de los 40 que son y no son! Viva!
En mi caso los 40, además de lo mencionado, vienen con yapa.
Me dejaron un depósito importante de nuevas reservas.
-No! Nada que ver con las del bicentenario!
Son más bien ováricas.
-Sí, la DHEA funcionó y mis reservas se incrementaron considerablemente.
Eso confirmé ayer cuando después de ver los resultados, con notoria alegría mi médica salió del consultorio a la voz de: “una buena noticia”!, a fin de mostrarles al resto de los médicos del equipo, el papel que tenia en mano.
Mientras yo permanecía en ese pequeño consultorio del quinto piso del Hospital de Clínicas, con mi corazón henchido de satisfacción, los escuchaba comentar tan gratamente a mis oídos.
Claro que parte del mérito, mal que le pese a mi médica que tan orgullosamente blandía el resultado de laboratorio, es para mi reducto de sabiduría oriental.
Así, que en tanto me preparo para festejar el cumple que se aproxima, espero con ansias que los números tan agoreros, se traduzcan en una realidad mas auguriosa aún.
Cruzo dedos..y piernas!
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