viernes, 30 de julio de 2010

Manías: 2da. parte: Del singular hobby de un hombre llamado RAT





Estas son algunas de las fotos que RAT le saca a mis comidas (no a todas) y que guarda en un archivo de imagenes.
Mas de uno, ya se estará preguntado el porqué y para qué RAT se molesta en ocupar valioso espacio del disco rígido con ellas! Respuestas:
-Es para refregarselas a sus amigos?
-Naaa! (Para eso los invitamos a comer en casa como Dios manda!)
-Será que las usa en la promoción de alguna cadena de restaurantes?
-No, no es!
-O acaso las reserva para flagelarse contemplandolas, en esas ocasiones en que la heladera reporta la mísera existencia de dos huevos, una papa con brotes y un pote de queso crema por la mitad?
-No, nada de eso!
Es que mi querido, que es un sibarita y un artista, se conmueve con el brillo que refleja la untuosidad que le dá el aceite de oliva a unos fideos con tomate.
Le causa placer ver los vegetales grillados en alegre unión de colores. U observar la sombra que provocan las hebras de queso rallado, en el profundo púrpura de una sopa de remolachas!!
Se tienta de perpetuar la imágen de la preparación, y me pide unos minutos antes de servir. Así se apura a buscar la cámara para tomar la fotografía, antes de deshacer lo que él llama: la composición del plato.
-Y yo?
-Halagadísima! gracias.-

martes, 20 de julio de 2010

Un Bob Marley bajo cero!

Fuera de mi edificio, y prácticamente bajo mi ventana del primer piso, pasa sus horas un linyera que adoptó el barrio como propio.
Se apareció hace poco menos de un año según recuerdo. Es un personaje algo raro. Joven, flaquito y su aspecto físico más llamativo lo constituyen unas largas rastas de pelo enredado que son coronadas en la parte superior de su cabeza, con una gorra de lana eterna.
Es algo impresionante verle esa mata de pelo espeso que forma una entidad maciza y tiesa, que siendo él tan menudo, le cubre media humanidad.
Me figura un animal salvaje y peludo que se le escurriera por debajo de la gorra, y en su huída a tierra, hubiera sido paralizado en una instantánea, cuando promediaba la mitad de su espalda.
Parece estar siempre alegre. Tiene una manera cantarina de hablar elevando agudamente el final de las palabras, y saluda a los vecinos, gritando de una vereda a la otra.
Al principio nos sentimos todos un poco intimidados, hasta que nos acostumbramos a su presencia, y a oírlo desde el interior de nuestras casas.
Con decir que alguna vez se especuló entre los vecinos de imaginación más fertil, que el mentado linyera no sería tal, sino alguien encubierto que estuviera cumpliendo algún servicio de inteligencia para la policía, SIDE o alguno de esa talla.
Sus conductas eran y siguen siendo algo extrañas, pero ya dejamos de prestarle atención.
Llega a sentarse a su rincón preferido, pegado a la ochava de una esquina, todos los días excepto los domingos a eso de las once de la mañana. Y se va a eso de las seis de la tarde.
Jamás pernocta en el lugar. Nunca pide y no tiene el deterioro típico de la gente que hace tiempo está en la calle. Se lleva su comida para el mediodía, fuma, escucha radio, lee el diario, y por referencia propia, -porque paso caminando a su lado cuando voy a tomar el subte-, sé que no apesta.
Está siempre atento a los movimientos de la gente, y habla con todo el que le dirija la palabra.
Lo he escuchado hablar con los paseadores de perros, las porteras de los edificios y la gente vecina, y puedo afirmar que habla con mucha coherencia y está siempre informado.
Sería más entendible para todos, si se le encontrara la motivación al acto repetido. La razón de la rutina, el cumplimiento de horario y actividad.
De lo contrario, nadie entiende porqué se empeña hace un año, en sentarse en el mismo lugar, en ver la misma panorámica, la misma gente.
Acaso no siente ganas de ceder a la tentación de sentarse en otra esquina, de cambiar de barrio y de aire?
A mi entender, y casi con la misma energía y esfuerzo que cualquiera hace su trabajo, este emulador del jamaiquino más famoso, a diario procura con saludos y palabras amables el trato de la gente. A veces recibe a cambio palabras azarosas y apuradas, y otra mas afortunadas, un dialogo completo de pensamientos cruzados.
Evidentemente no lo descorazona la paga en términos desproporcionados. Todo un día de esfuerzos, por la suma de minutos de intercambio humano.
Sin dudas, se decidió por cultivar en el tiempo y a fuerza de permanecer tenazmente en la porción de barrio elegida, la semilla de la confianza entre la gente...Y hasta podría adivinarse que en sus aspiraciones mas soñadas y elevadas, esta la de la amistad!
Así lo he visto soportar el calor de la ciudad, en pesado silencio, con su gorra siempre encasquetada sobre sus rastas, -sin ánimo de hacer concesiones-, aguantando la brutalidad del verano en sus peores horas.
Hace unos días que llueve y hace muchísimo frío en Buenos Aires, y el silencio que trae de afuera la húmeda bruma, me hace pensar furtivamente que el linyera no está.
Hasta que salgo y lo veo encaramado en su esquina, con su pintoresquismo desvanecido bajo un impermeable, empecinado y cultivador en estación gris.

Felíz dia del amigo, amigos virtuales y de los otros!!

Enlace1
Enlace2

martes, 6 de julio de 2010

Dejenme bajar, que aquí me quedo!

Hace unas semanas atrás tuve un par de días en que me sentí extrañamente mal.
Supongo que fueron varias cosas que se me juntaron.
El duelo por el último negativo. La incertidumbre de no saber como seguiremos. La consulta con nuevo especialista que se viene, etc.
Y para remate tuvimos un episodio en una reunión con unos pocos amigos, que entre risas, mofa y expresiones despectivas y acostumbradas sobre “nuestros chinos y negros locales”, sin mayor análisis ni seriedad porque el contexto no lo ameritaba, se hizo referencia a la adopción de chicos de otras razas.
Aclaro antes de seguir, que no pretendo exagerar la nota sobre el particular, ni habilitar la inferencia lineal. Mis conocidos no son mala gente, sino como el común de los humanos. Generosos e intolerantes a veces, felices e infelices de a ratos.
Agrego que dicho episodio, no tiene más destino que el olvido.
Con la proclama de que “el que adopta un negro es un hijo de puta”, -un adoptante de raza blanca entiéndase-, la anfitriona se manifestó muy en desacuerdo, ya que suponía la discriminación sería incontrolable, desde que empezaría en casa, siendo la misma un hogar interracial.
Ahora, obviando esta frase taaan poco feliz! Entiendo que esta diferencia, implica para ella un escollo difícil de superar, y que preferiría no lidiar con él.
-Para que buscar deliberadamente la diferencia, si ésta a menudo nos encuentra!
La naturaleza ciertamente no es prolija, ni nos trata a todos de forma pareja.
La enfermedad por caso, pone en desventaja a uno de entre los hermanos, y la tragedia distingue al huérfano como único en su clase escolar.
Como sea, en mi opinión la respuesta al tema de la adopción, es visceral.
Si no surge de las vísceras, mas vale no forzarla. Y una vez que las vísceras hablaron, a quien le queda ganas de teorizar sobre diferencias y discriminación?
Poco importa cuanto se hable o se lo resista. El tiempo pasará y nos iremos acostumbrando a ver chicos que no se parecen físicamente a sus padres, que repiten sus gestos y hablan con sus palabras.
Y entonces...cual es el motivo de mi malestar?
La respuesta es simple. Si se hace mofa de las cosas en las que creo o deposito mi confianza, entonces se las desvaloriza. Y si ellas son desvalorizadas y expuestas como motivo de burla, entonces “yo” soy desvalorizada.
Reconozco que mi sensibilidad reacciona con rapidez y por eso me resulta fácil y claro establecer todos esos enlaces con igual rapidez. Y mi mente atropellada mete y sacude todo dentro de una misma bolsa.
-Pero hacen ellos estos enlaces? -Se percatan acaso de que ofenden mi sensibilidad?
-No lo creo! -Que podría reprocharles? -Que no tengan "sensibilidad" pública?
-No. Estoy segura que en reuniones “más públicas” reprimen sus opiniones radicales cuidando de no herir susceptibilidades ajenas.
Claro que esta era una reunión de unos pocos y de confianza. Lo cual implica que nos ven y sienten como dos más, de ellos mismos.
...Y mirándonos desde afuera, la verdad es que nos parecemos.
Todos cuarentones, sin hijos. Compartimos los mismos espacios, tenemos similares hábitos de vida y experiencias comunes...Y sin embargo, yo quiero desesperadamente distanciarme en los hechos!!
Los veo tan ensimismados, tan dramáticos y teóricos. Jactanciosos y seguros de tener en sus manos el control, para no terminar enredados en una relación de deuda con un universo prestamista.
Y yo que a estas alturas hasta andaría de rodillas por una célula propia o prestada, lo único que tengo por seguro es que no tengo recurso fiable, con que apelar contra un universo que me empequeñece.
Cuando escucho frases como la de arriba, con mi físico hundido en un sillón, y cerquita el espíritu de RAT, -a quien no necesito ni mirar para saberlo afín-, en mi mente corro...corro...y corro...