Un anticipo, para ir palpitando el corazón de la ciudad....
Porque yo tenía un placard que parecía no tener fondo. El mismo albergaba un universo de cosas variadas y algunas hasta olvidadas. Grande fue su fama y a mucha gente su capacidad impresionó, que a menudo sobre un objeto o prenda preguntaban: ¿Acaso lo sacaste del fondo de tu placard?
jueves, 31 de mayo de 2012
jueves, 3 de mayo de 2012
Relato de Jueves Literario: "La vida en un castillo medieval"
Esta semana Tere en su blog: Puntos suspensivos, nos convoca a participar con un relato que tenga como contexto la edad media, que tanto da para contar. Aquí mi versión sobre el tema:
AMERICA OR BUST
Rorik desea con todas sus fuerzas que hombres y bestias se muevan con mayor presteza. -¿Serán aquellas que despunten el próximo amanecer las horas felices en que por fin abandone estas tierras lodosas?, -se pregunta el joven de cara lisa.
Rorik da una palmada firme a la primera de una procesión de mulas que se abren paso con su carga entre pilones de estiércol rodeados de nubes oscuras de moscas, que se levantan con la proximidad de cascos y botas, descubriendo los tesoros humeantes que se mezclan aquí y allá con charcos de nieve blanda y porciones de barro escarchado.
Bajo la atenta mirada del muchacho suben a la nave los cofres labrados y los libros de su señor De Ganger. Hecho esto, se desparrama en toda su altura bajo el alero y arrima sus miembros ateridos al fuego. Lleva puesta una gruesa túnica de lana, modesta, pero acorde al alto rango de la casa de su señor; y aunque es mejor su vestimenta que la del resto de la tripulación que lo rodea, hay algo en su porte que indica desdén por esos lujos. No hay reverencia hacia las posesiones de su señor, ni en sus palabras, ni en sus movimientos.
Rorik acomoda el hatillo de armas, las de manos, las principales fueron embarcadas mientras se dispone a esperar que aparezcan las primeras luces del día junto a su caballo. ¡Por nada le dejaría! Ese magnífico ejemplar gris de excelente andadura es lo mejor que tiene, su única herencia. Ya bastante deuda contrajo su empobrecida familia que empeñó las siguientes cosechas de una tierra debilitada y hasta se concertó antes de tiempo el matrimonio de su hermana por esta merced. ¡Sí, grandes sacrificios se hicieron para asegurarle el puesto de escudero en casa del consentido del monarca! Como sea, el destino lo había ubicado allí, para suplir con dote soldadesca cuanto carece su señor, quien compensa cuanto falta con profunda erudición.
Serán ampliamente difundidas las hazañas valerosas, que capture bajo su pluma, de los hombres principales en las tierras nuevas, -muy propias para el cambio de era, cuanto que es el año 1000 que corre-, y así le fue encomendado.
Detrás de los muros de piedra sombría de la fortificación normanda espera su señor De Ganger: la última hora para embarcar. Como ya adelantó a su joven escudero, planea escribir en esas horas del final de la tarde un prólogo bien intencionado que brinde adecuado inicio a su libro de meditaciones sobre las maravillas naturales del creador, las que estima recoger en las lejanas tierras verdes, muy al oeste del gran mar, y habrá de dividir según las observaciones sean diurnas o nocturnas..."Esto digo a vos, y rezará en tinta: las leyes divinas son las que trazan los caminos de los hombres, nunca la ley de estos últimos se antepondrá en el camino de un caballero".
Rorik ansia ver las tierras de vides fecundas y de árboles altos como gigantes, tanto como su señor, pero a diferencia de él no piensa perder su tiempo en crónicas tontas de caballeros, ni meditaciones sacras, ya verán en tierras nuevas como se las arregla su señor De Ganger; a él le espera su vida. Por lo pronto, se siente dichoso de pasar esas horas al calor del fuego que envuelve la marmita en compañía de su corcel, y de verse librado de momento, de la cháchara soporífera del erudito caballero.
AMERICA OR BUST
Rorik desea con todas sus fuerzas que hombres y bestias se muevan con mayor presteza. -¿Serán aquellas que despunten el próximo amanecer las horas felices en que por fin abandone estas tierras lodosas?, -se pregunta el joven de cara lisa.
Rorik da una palmada firme a la primera de una procesión de mulas que se abren paso con su carga entre pilones de estiércol rodeados de nubes oscuras de moscas, que se levantan con la proximidad de cascos y botas, descubriendo los tesoros humeantes que se mezclan aquí y allá con charcos de nieve blanda y porciones de barro escarchado.
Bajo la atenta mirada del muchacho suben a la nave los cofres labrados y los libros de su señor De Ganger. Hecho esto, se desparrama en toda su altura bajo el alero y arrima sus miembros ateridos al fuego. Lleva puesta una gruesa túnica de lana, modesta, pero acorde al alto rango de la casa de su señor; y aunque es mejor su vestimenta que la del resto de la tripulación que lo rodea, hay algo en su porte que indica desdén por esos lujos. No hay reverencia hacia las posesiones de su señor, ni en sus palabras, ni en sus movimientos.
Rorik acomoda el hatillo de armas, las de manos, las principales fueron embarcadas mientras se dispone a esperar que aparezcan las primeras luces del día junto a su caballo. ¡Por nada le dejaría! Ese magnífico ejemplar gris de excelente andadura es lo mejor que tiene, su única herencia. Ya bastante deuda contrajo su empobrecida familia que empeñó las siguientes cosechas de una tierra debilitada y hasta se concertó antes de tiempo el matrimonio de su hermana por esta merced. ¡Sí, grandes sacrificios se hicieron para asegurarle el puesto de escudero en casa del consentido del monarca! Como sea, el destino lo había ubicado allí, para suplir con dote soldadesca cuanto carece su señor, quien compensa cuanto falta con profunda erudición.
Serán ampliamente difundidas las hazañas valerosas, que capture bajo su pluma, de los hombres principales en las tierras nuevas, -muy propias para el cambio de era, cuanto que es el año 1000 que corre-, y así le fue encomendado.
Detrás de los muros de piedra sombría de la fortificación normanda espera su señor De Ganger: la última hora para embarcar. Como ya adelantó a su joven escudero, planea escribir en esas horas del final de la tarde un prólogo bien intencionado que brinde adecuado inicio a su libro de meditaciones sobre las maravillas naturales del creador, las que estima recoger en las lejanas tierras verdes, muy al oeste del gran mar, y habrá de dividir según las observaciones sean diurnas o nocturnas..."Esto digo a vos, y rezará en tinta: las leyes divinas son las que trazan los caminos de los hombres, nunca la ley de estos últimos se antepondrá en el camino de un caballero".
Rorik ansia ver las tierras de vides fecundas y de árboles altos como gigantes, tanto como su señor, pero a diferencia de él no piensa perder su tiempo en crónicas tontas de caballeros, ni meditaciones sacras, ya verán en tierras nuevas como se las arregla su señor De Ganger; a él le espera su vida. Por lo pronto, se siente dichoso de pasar esas horas al calor del fuego que envuelve la marmita en compañía de su corcel, y de verse librado de momento, de la cháchara soporífera del erudito caballero.
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