¡NO MAS JUEVES DE MARGARITAS!
"El tiempo no cura. El tiempo mata",-dice imprimiéndole a sus palabras la autoridad de
verdad indiscutida mientras, revoleo apenas de ojos mediante
manda a volar la burda gravedad de
su reciclado parafraseo.
-Ni siquiera me gustas- le contesta pretendiendo parecer
relajada. Avanza dos pasos sin volverse; él se le pega a su espalda, Marina se
detiene, el aire que arroja por la fosas nasales le hace cosquillas en el borde
de la oreja.
Insiste: "nadie te espera, tu novio te dejó hace
mucho",- y en ello subraya la
palabra mucho, ¡mchhk!, un chasquido de pesar suena en el aire, ( el pesar le pesa a él),
"con el nadie te espera era suficiente" piensa,"¡ como si fuera
posible que olvidara lo otro!"; queda expectante de los movimientos de
Marina...¡nada!," ¡la mujer es una roca!"
"No te mereces estar sola", ensaya en su mente y lo
abandona; "es trillado y falaz, no es cuestión de méritos, si así fuera
los virtuosos serían ricos", se dice. No desea insultar la inteligencia de
Marina,... no tan groseramente al menos;
se pregunta si no fue demasiado lejos,
"el enojo puede ser productivo, pero del espanto nada bueno
sale".
Re intenta: "hoy
es jueves, ¿qué hay: margaritas en casa con las chicas?, ...tus amigas te
quieren pero bien sabes que no soportan tus conversaciones de soltera"-
trata de sonar conciliador; ¡shh!..."temerario" resuena en su frente
palpitante. El esfuerzo por andarse con cuidado con las palabras hizo que se le
hinchara la vena del pensador; se lleva la mano a lo alto de la cabeza y se
rastrilla el jopo con los dedos. "Hablar mal de un ex es tolerable, pero las amigas son intocables...", la
media sonrisa de lado se le desmarca un poco.
Marina respira profunda y quedamente, hace malabarismos con
la respiración en su pecho, aprieta el abdomen
para que ningún temblor la delate. Se muerde el labio inferior, quiere
marchar para salvar su orgullo herido, plantarlo, borrarle esa sonrisa idiota que no ve pero intuye, y
sin embargo, permanece inmóvil, escuchando un poco más, dejándose convencer...solo
un poco más..., puede irse cuando desee.
"Se equivoca. No es la conversación insípida la que
aburre a mis amigas; es la soltería siempre anunciada la que les desanima, les
amenaza".
Marina se gira bruscamente llamada por una mano que le
aprieta con firmeza el hombro, "¡no será otro jueves sin tema nuevo que
contar!", con ojos cerrados se enfrenta al engreído de escasa elocuencia
y adhiere sus labios a los otros, así,
sin cálculo ni medición previa, y una atracción de bocas imantadas se cierra
perfecta.