Puerto Madero, domingo 18 de enero, 13:10 hs
LO QUE LA LLUVIA SE LLEVO
Pinta ser un día bochornoso de verano de esos no tan memorables como para recordar.
Hay poca gente. El barrio de edificios altivos se está lavando el maquillaje temporario. Lenta la marcha de los camiones retiran con cuidado las bajas murallas de hormigón que le plantaron al asfalto (recientemente hubo un evento automovilístico de Fórmula E)
Una familia desembarca en tierra fértil, ponen los pies en verde y los ojos en la próxima sombra para escapar de la resolana clara.
El río trasero les arroja su aliento cálido, el cielo gris amenaza romperse.
Por fin: pentagramas de resaltado amarillo le rasgan la panza hinchada y el cielo se descarga en sonoro estruendo
Arriba, una calma chicha que campea incómoda por corredores solitarios se saltea las noticias plegadas y ante una puerta se detiene. Se descarga un arma apretada a la sien y es la que soporta el peso su espalda sin guarda...
Llega la lluvia y allá abajo el niño corre, la mujer corre, el hombre detrás de la cámara fotográfica interrumpe el recreo (eventualmente también correrá)
Se van entre sollozos el mediodía quieto, el entusiasmo vigoroso, la vida
En la superficie se alivia la tierra, en lo profundo: se tensa el futuro
A la familia que apenas esquiva las gruesas gotas un ramillete de florecidas nomeolvides les saluda al paso.